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ECOLOGíA

El Adam Smith Institute propone privatizar ballenas y elefantes para evitar su extinción

Hay que privatizar las ballenas y los elefantes si se quiere evitar que estas especies se extingan. E incluso habría que considerar la imposición de un recargo por el uso de] aire, es decir, por respirar, para defender el ambiente. Éstas son algunas de las conclusiones del Adam Smith Institute, uno de los centros de investigación económica más influyentes en el pensamiento neoconservador, en el estudio El mercado y el medio ambiente, publicado esta semana en Londres. En Nairobi, representantes de 30 países africanos han pedido ayuda financiera al Norte industrializado para salvar al elefante.

El estudio, dirigido por Robert Taylor, economista de la Universidad de Chicago, aborda los problemas medioambientales desde la perspectiva de la oferta y la demanda. Afirma que los gatos y los perros no sufren peligro de extinción, ni siquiera en sus razas más sofisticadas, porque sus propietarios se preocupan por su bienestar y su reproducción. Esto no ocurre, según Taylor, con los animales salvajes. "Como son un bien perteneciente a la comunidad humana, de forma genérica, nadie tiene un interés personal en conservarlos", dice el estudio. "La explotación y la extinción son el destino inevitable de los animales sin propietario, a no ser que su uso sea regulado de alguna forma", añade.Pero las regulaciones, de acuerdo con Taylor, no funcionan. Los países y los particulares suelen ignorar los tratados internacionales referentes a los animales, como la Convención sobre Comercio de Especies Amenazadas (CITES). Japón y otros países han seguido cazando ballenas a pesar de estar prohibido, y sigue existiendo tráfico de marfil a pesar de estar igualmente prohibido. "Los beneficios de los traficantes de marfil", señala Taylor, "son muy altos, por la misma, razón que son altos los beneficios de los traficantes de droga". "Cuando el suministro de una mercancía es artificialmente restringido a través de regulaciones o prohibiciones gubernamentales, los distribuidores de ese producto se encuentran en posición de incrementar sustancialmente los precios, a cambio de asumir un riesgo que les compensa", añade.

La propiedad privada es la solución, de acuerdo con las tesis de este economista. Las ballenas deberían ser vendidas por una autoridad determinada (se sugiere la ya existente Comisión Ballenera Internacional) a empresas, particulares y asociaciones conservacionistas, quienes podrían cuidar su animal y seguir sus movimientos mediante un emisor aplicado al cuerpo del cetáceo. Con los elefantes el proceso sería el mismo, aunque no haría falta seguimiento radiofónico.

El mercado y el medio ambiente sugiere la crianza de elefantes en granjas especializadas, "dejando algunos ejemplares en estado salvaje para el disfrute de turistas adinerados en safaris fotográficos". Esta crianza de elefantes permitiría, de paso, obtener marfil de forma controlada.Que paguen los ricos

La misma filosofía de privatización se aplica a todos los problemas medioambientales: "El aire, el agua, los bosques tropicales, son considerados bienes gratuitos sin precio económico. Pero, como cualquier otro bien, los bienes medioambientales son disfrutados a un cierto precio. Haciendo explícito ese precio a través de la privatización y de la imposición de determinados recargos, aumentaría la eficiencia de las políticas conservacionistas y los ciudadanos adquirirían conciencia de que se trata de bienes no ¡limitados", dice el estudio.

En Nairobi (Kenia) los 30 países asistentes a la primera reunión con posibles patrocinadores de acciones para salvar al elefante africano, convocados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), han afirmado que necesitarán una financiación externa adicional de 2.300 millones de pesetas a sumar a los 1.800 millones que piensan dedicar a los planes de conservación de la especie, gravemente amenazada en los próximos tres a cinco años. El director del PNUMA, Mostafa Tolba, señaló el martes que el Norte debe pagar lo que cueste preservar el elefante frente a sus mayores enemigos, la presión demográfica y la pobreza en África, informa Reuter.

El próximo mes de marzo, en Kioto (Japón), los países firmantes de la CITES debatirán el levantamiento de la prohibición total de comerciar con productos derivados del elefante, incluido el marfil, en vigor desde 1989, a petición de algunos países africanos que ven en el elefante uno de sus escasos recursos económicos.

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