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Moscú acoge hoy los contactos multilaterales sobre desarme, agua y medio ambiente en Oriente Próximo

La tercera fase del proceso de paz en Oriente Próximo tomará hoy en Moscú una nueva dimensión multilateral, aunque bajo el signo de la incertidumbre. En una atmósfera complicada por un arriesgado desafío palestino, en un marco deslucido por la misteriosa ausencia de Borís Yeltsin, árabes e israelíes tratarán de fijar fecha y lugar para hablar de control de armamentos, agua, cooperación económica y problemas ambientales. Sin embargo, un responsable palestino, Saeb Oreikat, aseguró ayer que su delegación no se sentará a la mesa negociadora si no son incluidos representantes de Jerusalén Este y de la diáspora.

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El boicoteo de Siria y Líbano, como expresión de frustración árabe frente a la intransigencia israelí, ya empezó a restar peso a la cita con la que Rusia esperaba hacer su estreno en la escena internacional."La participación del presidente ruso en la reunión de Moscú que debe preparar las conversaciones multilaterales sobre los problemas del Oriente Próximo no es obligatoria", declaró ayer Andréi Kózirev, el ministro de Exteriores ruso, tras entrevistarse con su homólogo israelí, David Levy. Kózirev explicó que, cumpliendo con un acuerdo anterior, él y James Baker, secretario de Estado norteamericano, serán los copresidentes de la conferencia que se inaugura hoy, informa Sebastián Serrano desde Moscú.

De Madrid a Washington y de Washington a Moscú. Los delegados árabes e israelíes a la conferencia de paz han cruzado el Mediterráneo y el Atlántico cuatro veces sin llegar concretamente a ninguna parte. Hoy, en la capital rusa, habrá coincidencias cuando los protagonistas del conflicto invoquen la urgencia de pactar la paz en la zona, pero cada lado intentará convencer a los promotores del proceso, Washington y Moscú, a la Comunidad Europea, a China y a Japón de que la falta de avances es culpa del otro.

En el mejor de los casos, los participantes en la reunión de dos días lograrán un consenso para una declaración y quizá hasta un calendario para futuras negociaciones multilaterales.

Tan ambiguo desenlace parecía inevitable en vísperas de la reunión que la Federación Rusa ha organizado como heredera del compromiso soviético con el proceso iniciado en Madrid en octubre pasado.

La cuestión de la representación palestina se sumó a la lista de obstáculos que el Gobierno de Yeltsin debe superar con tacto para evitar que el encuentro resulte un mero ejercicio protocolario. Una clave vital para el proceso estaba, otra vez, en manos de Yasir Arafat. La afirmación del responsable palestino Saeb Oreikat ayer ponía una nueva piedra en el camino.

En una maniobra concebida para lograr mayor reconocimiento internacional de los palestinos de la diáspora, el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) amplió el equipo con delegados de Jerusalén y representantes de las dos terceras partes del pueblo palestino confinado en campos de refugiados desde la creación de Israel.

La decisión, adoptada al término de dos días de acalorado debate en la sede de la OLP en Túnez, fue denunciada inmediatamente por Israel como una "provocación" y una violación de los términos de referencia establecidos en Madrid.

Mientras la delegación ampliada presidida por el líder nacionalista Faisal al Huseini volaba hacia Moscú, VIadímir Petrovski, presidente del comité organizador de la reunión, declaró en la capital, rusa que "los palestinos saben muy bien que Rusia no tiene posibilidad alguna de acceder a su petición" de nuevas acreditaciones. "Lo sentimos".

"Capital eterna"

Según las reglas establecidas antes de la conferencia de Madrid, en las negociaciones sólo deben estar presentes delegados de Gaza y Cisjordania. Todos los esfuerzos palestinos por incorporar a representantes de Jerusalén o de los campos de refugiados en Líbano, Siria y Jordania han chocado con el rechazo de Israel, que teme que el diálogo con palestinos de Jerusalén sea interpretado corno un implícito reconocimiento de derechos árabes sobre la "capital eterna e indivisible" del Estado judío.

La profesora Hanán Ashraui, portavoz palestina, es ahora parte del equipo negociador que partió con instrucciones precisas de Arafat. La delegación incluye al catedrático Sari Nusseibeh y a Zahira Kamal, ambos residentes de Jerusalén, y a Anis el Kassem, Kamil Mansur y Yazid al Zayeg, intelectuales palestinos exiliados en Ammán, París y Oxford, respectivamente.

En medios políticos árabes ayer se especulaba que la negativa a admitir la delegación ampliada puede forzar a Arafat a sumarse al boicoteo sirio-libanés, lo que ayer evidenciaron las declaraciones de Oreikat, algo que asestaría un duro golpe al proceso por cuanto transformaría la fase multilateral en un foro bien intencionado, pero inútil dada la ausencia de los factores centrales del conflicto.

Tanto la OLP como el Gobierno de Yeltsin trataban anoche de hallar una fórmula para evitar que los palestinos se queden en los pasillos, dijo Mubarak Musa, portavoz de la Embajada palestina en Moscú.

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