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Escasez de energía

La soledad de las carreteras y el escaso tráfico de las ciudades es la muestra más evidente de que Ucrania sufre de una casi insoportable escasez de energía. Desde 1990 y por decisión de los planificadores soviéticos, las entregas de petróleo y productos derivados por parte de Rusia se ha reducido drásticamente. Para compensar esa escasez, el Gobierno ucranio ha iniciado ya negociaciones con países productores, como Irán, cuyo ministro de Exteriores, Akbar Velayati, ha escogido significativamente Kiev para su primera visita a una capital de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).Nuestro mayor problema quizá sea ahora que no sabemos negociar", se lamenta Alexandr Kolimko. Y explica por qué: "No es correcto decir que Rusia nos vendía a nosotros petróleo y nosotros les vendíamos a ellos azúcar. Eran los planificadores soviéticos los que desde Moscú establecían qué productos y, en qué cantidad debíamos intercambiar. Era sólo el centro el que decidía las 24 millones de operaciones de intercambio que se producían cada año".

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Un segundo gran problema para normalizar los íntercambios con el exterior, ya sea con los países (le la antigua URSS con el resto del mundo, es la falta de información fiable. "No le voy a facilitar los datos oficiales sobre las importaciones y exportaciones de Uerania, porque el saldo sale negativo para nosotros, y eso, según nuestros cálculos, no puede ser cierto", dice el funcionario del Parlamento encargado de facilitar las cifras sobre la economía del país.

Burocracia

Como la ex URSS en su conjunto y los países del bloque del Este en general, la Ucrania independiente tampoco se libra de los vicios de la burocracia, que pueden llegar a desalentar al inversor, autóctono o extranjero, más animoso.

Olga, una joven de Kiev que ha creado una pequeña empresa turística, explica: "La legalización me ha costado medio año de esfuerzos y 150.000 rublos". El precio de los papeles, naturalmente, es infinitamente inferior, pero se necesita esa suma para que los regalos animen a los burócratas a trabajar. Esos 150.000 rublos son, al cambio oficial que se ofrece ahora en Kiev, unas 150.000 pesetas, una cantidad aparentemente irrisoria que no lo es tanto si se tiene en cuenta que es el sueldo de 25 años de trabajo del padre de Olga, un alto funcionario que hasta diciembre percibía 500 rublos al mes.

Adan Voitóvich, el veterano portavoz parlamentario, admite que es necesario "un cambio de mentalidad de la gente" y que ello será "muy difícil".

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