Un alga tóxica procedente de Francia amenaza con destruir el fondo marino del Mediterráneo español
A la contaminación que padece el Mediterráneo se ha sumado recientemente otro mal no menos grave: la proliferación de un alga tropical sumamente tóxica. La Caulerpa taxifolia -que se asentó en 1984 en el fondo marino de Mónaco por accidente- ha causado ya verdaderos destrozos en las costas francesas y se acerca peligrosamente a las españolas. La última colonia que se ha descubierto está en Saint-Cyprien, muy cerca de Perpiñán (Francia). Los científicos, que se confiesan muy preocupados por esta epidemia, desconocen por ahora cómo combatirla sin causar daños en el ecosistema.
La Caulerpa taxifolia, que procede de los cálidos mares tropicales, se asentó en las rocas de la costa de Mónaco en 1984, después de que un simple fragmento de un ejemplar de esta alga, que se exhibía en el Museo Oceanográfico, se colara por el desagüe y fuera a parar al mar. Del museo fue director .desde 1957 hasta hace dos años y medio el oceanógrafo francés Jacques-Yves Cousteau, conocido mundialmente por sus trabajos divulgativos sobre la fauna y flora marina y por su defensa del medio ambiente mediterráneo.
En 1989, Alexandre Meinesz, director del laboratorio marino de Niza, descubrió las primeras poblaciones importantes de Caulerpa taxifolia en las costas de esta localidad y hacia el sur de la misma. En 1990, las algas ya habían llegado a Marsella y, a finales del pasado año, científicos franceses localizaron una colonia de ellas en la región de los Pirineos Orientales, concretamente en Saint-Cyprien, a muy pocos kilómetros de las aguas territoriales españolas.
Enrique Ballesteros, biólogo especializado en el estudio de las algas e investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (Gerona), opina que el hecho de que la Caulerpa taxifolia haya llegado ya al golfo de León -una de las zonas del Mediterráneo donde la temperatura del agua alcanza las mínimas más bajas en invierno- demuestra que "la planta curiosamente ha resistido al frío y, por lo tanto, puede llegar a Cataluña este verano".
Ballesteros explica que los dos principales obstáculos que existían para que el alga no llegara a la Costa Brava parecen haberse esfumado. El primero de ellos era precisamente el frío, ya que esta especie está acostumbrada a habitar en aguas cálidas. A Juicio del científico, el carácter arenoso de las costas de Marsella también era una traba para su reproducción puesto que la Caulerpa taxifolia suele vivir en las rocas, concretamente en los arrecifes de coral. Ahora, el biólogo está convencido de que, si la planta acaba superando ambos escollos, su presencia en el fondo marino de las costas catalanas es inminente. "Se trata de un riesgo real", constata.
Matar para subsistir
La especie, según Ballesteros, no es directamente perjudicial para los seres humanos si éstos no la comen. "Podemos bañarnos en una piscina llena de Caulerpa taxifolia y no nos pasará nada", ejemplifica. Pero su toxicidad sí ataca a los peces herbíboros a los crustáceos y a la flora que la rodea. Su organismo desarrolla y desprende una sustancia química tóxica para defenderse de sus potenciales depredadores. Así por ejemplo, cuando un pez o un erizo come de sus hojas, muere inevitablemente. En su hábitat natural, los mares tropicales, las especies que viven junto a dicha alga han creado defensas y son capaces de asimilar sin problemas las sustancias tóxicas que expulsa; por tanto, allí no es en absoluto peligrosa, relata Ballesteros.
El científico compara el efecto deforestador que puede causar la aparición de Caulerpa taxifolia en las praderas marinas mediterráneas al que provoca la plantación de eucaliptos australianos en bosques de encinas y robles, especies autóctonas españolas. "Ambas poblaciones provocan una modificación importante de la forma de vida de la flora y la fauna autóctonas", argumenta, "y, por lo tanto, acaban destruyéndolas".
Para el biólogo, como para numerosos científicos franceses -especialmente los profesores Alexandre Meinesz y Charles-François Boudouresque, que han hecho un llamamiento al Gobierno francés para que tome cartas en el asunto-, la situación es extremadamente preocupante porque si la ciencia no descubre pronto cómo erradicar la epidemia ésta puede acabar con la diversidad del fondo marino mediterráneo.
Ballesteros señala que la solución no puede ser arrancar de cuajo la planta ni destruirla mediante procedimientos químicos o biológicos porque estos sistemas dañarían indiscriminadamente al resto de los organismos vivos marinos.
La Caulerpa taxifolia es una de las algas más bellas que existen. Sus matas, de color verde fluorescente, pueden alcanzar hasta los 60 centímetros de altura. Constituye praderas de varias que cubren varias hectáreas de terreno y llega a tener hasta 8.000 hojas por metro cuadrado. Se adapta a cualquier condición de vida y su asentamiento se produce también en cualquier lugar entre la superficie del mar y una profundidad de 50 metros.
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