La CIA teme la amenaza nuclear del Tercer Mundo
Desaparecido el peligro soviético, el mundo hace frente hoy a una seria amenaza nuclear de varios países del Tercer Mundo -Irak y Argelia entre ellos- que tienen o podrían tener acceso a los restos de la capacidad atómica de la antigua Unión Soviética y a la venta de alta tecnología armamentística por parte, sobre todo, de China y Corea del Norte, según un informe presentado ayer ante el Congreso norteamericano por el director de la CIA, Robert Gates.El informe concluye que los síntomas de descomposición de la estructura militar de la URSS provocan una gran incertidumbre internacional y colocan al mundo ante múltiples riesgos de una guerra nuclear. Antes del final de la década, según el director de la CIA, varios países estarán en condiciones de amenazar los intereses occidentales con importantes recursos atómicos.
"Hoy, más de 20 países son sospechosos de tener o estar desarrollando armas nucleares, biológicas o químicas, así como la capacidad para desplegarlas", afirmó Gates ante un comité del Senado. "Las tecnologías utilizadas en estas armas (de destrucción masiva) están más al alcance que nunca de los países del Tercer Mundo".
Una de las principales causas de esta situación es la desaparición de la URSS, que ha dado lugar, según Gates, a "una serie de amenazas potenciales, que incluyen las ventas de armas, materiales, y la fuga de cerebros vinculados al desarrollo atómico".
"Creemos", añadió el director de la CIA, "que las autoridades del Comando Central de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) serán capaces de mantener un efectivo control sobre su arsenal nuclear, pero tenemos que preocuparnos por el crecimiento del malestar entre el personal militar, incluidos aquellos que son responsables de vigilar, operar y mantener las armas nucleares".
Robert Gates mencionó entre los motivos de preocupación el hecho de que uno de los tres maletines nucleares que tradicionalmente tenía la Unión Soviética se encuentre actualmente en lo que el director de la CIA llamó "en reserva", es decir, que no está bajo el control específico de nadie conocido. Los otros dos maletines están en manos del presidente ruso, Borís Yeltsin, y del jefe de las fuerzas de la CEI, general Yevgueni Shápioshnikov.
La Agencia Central de Inteligencia norteamericana estima que cerca de un millón de soviéticos han estado vinculados, de una u otra forma, a programas nucleares, aunque considera que "sólo 1.000 o 2.000 de ellos están preparados para diseñar armas nucleares". "Todos ellos", explicó Gates, "fueron bien tratados bajo el sistema soviético y les será muy dificil vivir en una situación similar ahora. La mayoría de los científicos soviéticos que quieran emigrar tratarán de hacerlo hacia Occidente, pero Occidente no podrá absorber a todos ellos".
En ese caso, serán Cuba, India, Siria, Egipto y Argelia, todos ellos habituados a la colaboración con científicos soviéticos a lo largo de los años ochenta, los países con capacidad para contratar a los cerebros emigrados.
Entre los países que suponen un peligro mayor por haber desarrollado más su industria de destrucción masiva, Gates citó a los siguientes: Irak -"que puede recuperar su capacidad destructiva en pocos años"-, Irán -"que se ha embarcado en un esfuerzo militar para solidificar una posición preeminente en el Golfo y el Sureste asiático"-, Argelia -"que está a punto de construir un reactor nuclear comprado a China, que nos preocupa por el secretismo que lo rodea, y por la falta de inspecciones"- y Corea del Norte -"cuyos programas son la amenaza más urgente contra la seguridad en el Este de Asia"-.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.