La ayuda alemana termina en gran parte en manos del Ejército y la Mafia
Los medios de comunicación y las organizaciones caritativas han dado ya la voz de alarma sobre el destino de la generosa ayuda humanitaria que Alemania está enviando a Rusia. Gran parte de ella termina en manos de la Mafia y el Ejército. La primera duda recae en el papel de Ejército soviético en la distribución de los alimentos. Bonn, sin embargo, cuenta con escaso margen de maniobra. Casi 200.000 soldados soviéticos y sus familiares siguen estacionados en la ex RDA.
Rupert Neudeck, director del grupo de ayuda médica Cap Anamur, asegura que dos grandes organizaciones criminales se están adueñando de la ayuda que llega a Rusia. "Dos monstruos marinos ocupan toda Rusia con sus tentáculos y sus enormes estómagos: el viejo Ejército soviético y la nueva Mafia formada por cientos de miles de funcionarios comunistas convertidos en parásitos".Neudeck está convencido de que la actuación de estas mafias es perfectamente conocida por las instituciones encargadas de hacer llegar la ayuda humanitaria a la antigua URSS. El 23 de diciembre asistió a la llegada a Moscú de un tren cargado de alimentos y medicinas. En la estación, explica, mientras el contenido era trasladado a camiones del Ejército, un representante de la Bundeswehr -el Ejército alemán- que supervisaba la operación comentó lacónicamente: "Los pobres ya no verán nada de esta ayuda que acaba de llegar".
Neudeck, junto con otros grupos similares, ha iniciado una campaña para establecer algún tipo de control sobre la distribución de la ayuda que llega a Rusia. Su experiencia sobre el terreno le ha enseñado que el problema de fondo es que "el objetivo primordial de la sociedad rusa es almacenar", por lo que todo sirve en este sentido.
A patadas con los viejos
"Los enfermos, ancianos y minusválidos son echados a palos y patadas de las colas", dice. Cuando empezó a colaborar en la ayuda a la ex URSS, Neudeck estaba convencido de que sería un trabajo mucho más fácil que el que anteriormente había llevado a cabo en África. "Fue un error", admite ahora, "es infinitamente más difícil. En África, por lo menos, se puede confiar en las Iglesias si falta el Estado. En Rusia, la Iglesia es totalmente corrupta, y tampoco existe Cáritas".
La prensa alemana se ha estado haciendo eco en los últimos días de todas estas denuncias, e incluso ha descubierto curiosos casos como el de un coronel soviético destacado en la ex RDA que recorrió varias ciudades organizando recolectas de ropa y alimentos. Cuando su unidad fue finalmente repatriada, aparecieron en las cercanías las cenizas y restos de todo lo recogido.
[Por su parte, el presidente de la Cruz Roja Alemana (DRK), Botho Sayn_Wittgenstein, negó esta semana ante la prensa que parte de la ayuda en alimentos y medicinas que se enviaba a la ex Unión Soviética estuviera siendo vendida en el mercado negro, aunque sí reconoció que parte de ella podría haber sido cambiada por otros bienes. "Aparte de esto", declaró Sayn Wittgenstein, "no hemos tenido conocimiento de ningún abuso. Por lo que concierne a la DRK, toda la ayuda que hemos enviado ha llegado y está siendo distribuida", informa Reuter.]
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