El Ejército federal asume el derribo de un helicóptero de la CE en Croacia que provocó cinco muertos
Un helicóptero de la Comunidad Europea (CE) con cinco observadores a bordo -un francés y cuatro italianos- estalló ayer en el aire al ser alcanzado por un misil disparado por aviones de combate del Ejército federal cuando volaba sobre la localidad croata de Madjarevo. No hubo supervivientes. El alto mando militar serbio-federal reconoció su responsabilidad en el "trágico incidente" y anunció una investigación y que los autores "serán sometidos a las medidas legales oportunas". Poco después era destituido el jefe de la fuerza aérea del Ejército, general Zvonko Jurjevic.
Un segundo helicóptero comunitario que volaba con el abatido hacia Zagreb, procedentes ambos de Belgrado, fue también atacado y debió realizar un aterrizaje forzoso. Sus ocupantes sufrieron diversas heridas de carácter leve. Estos últimos confirmaron a sus superiores que "habían oído fuertes explosiones, mucho más fuertes que las de una ametralladora común, que hacían vibrar la cabina y poco después el otro helicóptero estallaba". "Inmediatamente vieron un Mig cruzarse ante ellos y tomar rumbo hacia el sur", manifestó una fuente comunitaria a EL PAÍS. Un sol radiante, perfecta visibilidad y la fácil identificación de los helicópteros, pintados de blanco y con el campo azul y círculo estrellado de la CE hacían inconfundibles los aparatos.La misión de la CE no quiso hablar sobre las causas ni afirmar o desmentir que se hubiera debido a un ataque de los aviones federales hasta después de una investigación y el testimonio de los cuatro observadores que volaban en el segundo aparato. No obstante, en una reunión de urgencia a puerta cerrada celebrada ayer en el hotel I de Zagreb los jefes de las delegaciones tenían ya la convicción absoluta de que el Ejército era responsable.
Plan de paz
Este incidente, el más grave que se produce desde la llegada de los observadores de la CE a Yugoslavia hace seis meses, supone un gravísimo revés para el envío de fuerzas internacionales de las Naciones Unidas para imponer el plan de paz acordado en Sarajevo el pasado 2 de enero. Unos 10.000 soldados de la ONU deberían desplegarse, según el acuerdo y una vez comprobado el mantenimiento del alto el fuego, en las regiones conflictivas en Croacia y controlar la retirada o disolución de todas las fuerzas armadas en estos territorios.
Fuerzas radicales serbias han denunciado este acuerdo como una "claudicación vergonzante" y han advertido que no permitirán el despliegue de los cascos azules y la desmilitarización de las regiones conflictivas prevista en los acuerdos, pese a que estas condiciones han sido aceptadas tanto por el régimen serbio de Slobodan Milosevic como por el ministro federal de Defensa, Veljko Kadijevic.
Un intenso bombardeo artillero serbio-federal sobre la ciudad croata de Vinkovci durante el día de ayer fue otro indicio de la fragilidad de este alto el fuego, cuyo mantenimiento es imprescindible para que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas apruebe el envío de sus fuerzas. También en otros frentes se registraron diversos incidentes, aunque, en términos generales, la tregua seguía siendo respetada.
El lunes, el presidente croata, Franjo Tudjman, había restado importancia a la resistencia en el frente serbio a este acuerdo y expresó su confianza en que el despliegue de los cascos azules en Croacia, que consideraba inminente, supondría el restablecimiento del orden constitucional croata en los territorios hoy ocupados por el Ejército federal y la guerrilla serbia.
El Ministerio del Interior croata había informado a las 15.30 que a las 14.05 sus fuerzas antiaéreas detectaron dos aviones Mig del Ejército federal sobrevolando a gran altura Zagreb rumbo a Varazdin. Cinco minutos después, cuando los dos helicópteros comunitarios se hallaban sobre la localidad de Madjarevo, a unos 50 kilómetros al norte de Zagreb y a 20 de su destino, uno de ellos, ocupado por cinco monitores de la misión desplegada en las repúblicas yugoslavas por la CE tras los acuerdos de Brioni de julio pasado, estalló en el aire, alcanzado por un misil aire-aire, que desde el primer momento atribuyó a un Mig-21.
El diplomático Fermín Prieto, único observador español que permanece en Yugoslavia en misión de la CE, se encuentra en buen estado y no se vio involucrado en el ataque de la aviación federal, según informaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.
La fuerza de la realidad contra la ilusión de la paz
El ataque contra el helicóptero de la misión comunitaria, el bombardeo artillero contra la ciudad croata de Vinkovci y la ya abierta revuelta de la guerrilla serbia contra el acuerdo de paz, que califica de "claudicación inaceptable", fueron ayer las respuestas de la realidad bélica a la ilusión del presidente croata, Franjo Tudjman, que había dado la guerra por prácticamente concluida y anunciado una "retirada honorable" del Ejército federal, al tiempo que descalificaba como insignificante la oposición de la guerrilla serbia al acuerdo.Horas antes del incidente, el general VIadimir Vukovic, comandante de las tropas federales en Eslavonia occidental, había indicado que el Ejército federal respetaría el alto el fuego en la medida en que lo hicieran las unidades croatas.
Sus palabras dejaban traslucir la profunda desconfianza que se vive en el frente: "La parte croata está muy interesada en que se respete el alto el fuego porque o se dieron cuenta de que en el plano militar no pueden hacer nada, o porque ganan tiempo para distribuir las armas importadas por Croacia".
Es evidente que Tudjman nunca pierde ocasión para equivocarse y que este hábito le está costando muy caro a su pueblo.
El Ejército reconoció esta vez su responsabilidad. En otras ocasiones las autoridades militares han negado evidencias. Belgrado llegó a decir que el ataque aéreo contra la sede presidencial en Zagreb lo habían escenificado los croatas y que la Guardia Nacional dinamitaba los edificios en Dubrovnik para simular daños de los ataques de artillería del Ejército serbio-federal.
Con la bola de fuego en que se convirtió el helicóptero comunitario sobre el pueblo de Madjarevo han caído hechas añicos las esperanzas de una inminente llegada de los cascos azules. Ayer, en la sede comunitaria en Zagreb nadie se atrevía a vaticinar cual sería el inmediato futuro de la propia misión europea.
El acuerdo de paz logrado en Sarajevo el 2 de enero se ha convertido en una carga de profundidad contra el frente serbio, en cuyo seno son muy fuertes quienes pretenden impedir a toda costa su aplicación, a pesar de que el mismo Vukovic admitió el cansancio de sus tropas.
Los espíritus que sacó el presidente serbio, Slobodan Milosevic, de la botella del radicalismo nacionalista -los dirigentes de los autoproclamados territorios autónomos serbios en Croacia- no se avienen ahora a las razones que llevaron a éste a adherirse al acuerdo suscrito en Sarajevo.
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