Vicios del lenguaje legal
¿A quién habla el legislador, al pueblo o a los juristas?, se pregunta Jesús Prieto de Pedro, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y autor de un reciente ensayo sobre Lenguas, lenguaje y derecho. Prieto de Pedro, vallisoletano de 42 años, responde: "el lenguaje legal posee vicios endémicos que deforman la relación comunicativa entre el poder y los ciudadanos".Muchas veces la expresión legal se arropa en un manto tejido de eufemismos, neologismos, lenguajes técnicos, latinismos crudos, frases largas, palabras extensas, abuso de locuciones adverbiales, redundancias y otras figuras que dificultan la comprensión. En ocasiones esta deformación se traduce en graves perjuicios para el ciudadano, usuario de los servicios legales, del Estado de derecho, que no sabe, por ejemplo, si en un oficio redactado en lenguaje enrevesado se le niega o se le reconoce un derecho, si se le exige dinero o por el contrario se le adeuda.
"Creo que este reglamento está ya lo suficientemente oscuro para que lo enviemos al Boletín ". Entre bromas y veras recuerda Prieto de Pedro esta frase, que dijo a su secretario el político, sociólogo y jurisconsulto madrileño Joaquín Sánchez de Toca en uno de los últimos años del siglo pasado. "Quizá era más normal que esto sucediera en otros tiempos", recuerda el jurista de ahora, "cuando un tipo de Estado patológico podía formular las normas en un lenguaje oscuro y hasta oculto; pero ahora no es de recibo, ni siquiera por mera desidia, que tal cosa suceda en un Estado democrático".
Entre las desviaciones que encuentra Prieto de Pedro en el lenguaje legal actual se puede citar una utilización excesiva de mayúsculas (en la Constitución, muchas de las más de 1.000 palabras en mayúscula que no son principio de párrafo o nombre propio están sin justificar), que puede causar problemas interpretativos.
En esta línea señala Prieto de Pedro: ¿Por qué el título de la orden ministerial del 7 de julio de 1986 -que curiosamente pretende enseñarnos a escribir bien en la prosa administrativa- desfigura su objeto bajo el velo de un léxico burocrático y tan fatiga nte como el siguiente?: 'Orden Ministerial, de 7 de julio de 1986, por la que se regula la confección de material impreso y se establece la obligatoriedad de consignar determinados datos en las comunicaciones y escritos administrativos'.
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