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La cumbre para constituir la CEI concluye en un rotundo fracaso

Las más negras premoniciones se ciernen sobre la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que aspira a sustituir a la desaparecida Unión Soviética. Los presidentes de Rusia, Ucrania y las restantes nueve repúblicas que pretenden constituir la futura commonwealth protagonizaron ayer un profundo desencuentro en lo que se suponía iba a ser la reunión fundacional de la CEI. La cumbre concluyó en un rotundo fracaso, del cual sólo se salvó el acuerdo alcanzado el pasado, día 21 para colocar bajo un mando único las fuerzas estratégicas, es decir, aquellas capaces de alcanzar Estados Unidos.

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ENVIADO ESPECIAL Y ni siquiera el acuerdo sobre las armas nucleares está garantizado, ya que su máximo garante, el hasta ahora ministro de Defensa de la URSS y comandante en jefe provisional de las Fuerzas Armadas de la CEI, mariscal Yevgueni Sháposhnikov, presentó ayer su dimisión, que no le fue aceptada por los presidentes republicanos. El acuerdo sobre tropas y armas convencionales quedó en el aire.Las desavenencias salpicaron de principio a fin la reunión celebrada ayer en Minsk, capital de Bielorrusia, que naufragó a media tarde en un océano de pesimismo. Uno a uno, los puntos del orden del día fueron, cayendo en las profundidades del olvido. Los desacuerdos fueron absolutos en lo relativo a los temas económicos, tanto en lo referente a la liberalización de los precios (que Rusia pretende poner en marcha el 2 de enero) como a que el rublo sea la moneda única.

La pretensión de aprobar los estatutos por los cuales habría de regirse la CEI fue la primera en desaparecer de la agenda. Tampoco se llegó a ningún acuerdo respecto a las embajadas exteriores. Kazajstán protestó por la presencia de la bandera rusa en los edificios que hasta el pasado jueves representaban a la URSS y que desde entonces, por decreto del presidente ruso, Borís Yeltsin, pasaron a ser embajadas de la República Rusa. El proximo día 10, en Moscú, los ministros de Exteriores de los -Once se han autoconvocado para debatir este tema.

Entre las pocas decisiones adoptadas está la de que el máximo organismo de la futura CEI sea el Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno. Pero Ucrania, la república de mayor peso después de Rusia y la que mayores impedimentos pone, no ha aceptado la creación de un secretariado permanente por temor a una resurrección del centro.

Fue precisamente en Bielorrusia, concretamente en Brest, donde los presidentes ruso, ucranio (Leonid Kravchuk) y bielorruso (Stanislav Shushkévich) proclamaron el pasado día 11 que la URSS, había dejado de existir, y que su lugar sería ocupado por una Comunidad de Estados Independientes (CEI), a la que se han sumado las restantes repúblicas, excepto Georgia.

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La CEI no tendrá unas Fuerzas Armadas unificadas

Viene de la primera páginaLos presidentes de las once repúblicas que integran la Comunidad de Estados Independientes (CEI) trataron anoche de dar una impresión de normalidad al término de sus once horas de debates. Incidieron en conferencia de prensa en el hecho de que habían conseguido firmar 15 documentos, aunque en su mayor parte abordan temas irrelevantes a la constitución y desarrollo de la nueva comunidad. Como en otros aspectos, también fracasaron a la hora de decidir sobre unas Fuerzas Armadas no nucleares unificadas. El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, aseguró que tres repúblicas (Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia) crearán su propio Ejército. Las otras ocho repúblicas tendrán unas fuerzas armadas conjuntas bajo un mando unificado.

La CEI, dijo Yeltsin, ha reconocido el derecho de cada Estado a resolver el tema militar de acuerdo con sus propias leyes, ya sea mediante un mando independiente o transfiriendo la dirección militar a un mando único :

En el curso de la conferencia de prensa hubo algunas expresiones significativas. El presidente de Bielorrusia, Stanislav Shushkévich, aseguró al aludir a los debates de la cumbre: "Hoy nos hemos convencido de que es más fácil destruir las antiguas estructuras que construir unas nuevas". El presidente de Kazajstán y líder de las repúblicas musulmanas ex imperio soviético, Nursultán Nazarváiev, fue el más crítico: "SI no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo en crear un secretariado que prepare reuniones como la de hoy, ¿cómo se puede hablar de tener una política económica común?".

El rublo

La mayoría de los líderes republicanos, entre ellos Nazarbáiev, llegaron a Minsk el domingo por la noche. Los otros dos principales líderes de la CEI, Yeltsin y el presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, llegaron el lunes porla mañana con 15 minutos de diferencia. ,

Kravchuk se lanzó de inmediato al ataque al decir que el 11 espacio común del rublo" no era más que una "ficción". Según explicó el líder ucranio, su república necesita millones de billetes que Rusia -que controla la emisión de moneda- no les ha proporcionado. Por eso, Ucrania se ha visto obligada a introducir cupones especiales como forma de pago, paralelamente al rublo, y no liberalizará los precios a partir del 2 de enero, fecha prevista por Rusia, sino después del 10. Las fricciones entre los presidentes de las dos repúblicas más poderosas de la ex URSS parecen ir en aumento. "Debemos dejar de pensar en cada recién llegado como en el presidente de la URSS; eso ya no existe", declaró Kravchuk, refiriéndose indudablemente al papel que Yeltsin parece querer desempeñar ahora.

El presidente ruso, por su parte, se mostró asombrado ante las declaraciones de su homólogo ucranio, pero expuso opinionesclaramente tendentes a buscar compromisos. Sobre la flota del mar Negro, Yeltsin repitió que "históricamente ha pertenecido a Rusia", pero reconoció el derecho de Ucrania a. controlar parte de ella.

El documento sobre materias militares debatido por los líderes de la CEI, que tiene nueve puntos, divide en dos a las Fuerzas Armadas Unificadas (FAU): las fuerzas estratégicas y las de misión general. En las primeras se incluyen las armas nucleares más la aviación, la flota, la defensa antiaérea, las tropas de paracaidistas y los servicios espaciales (satélites incluidos), amén de las tropas encargadas del control y protección de las armas nucleares. Esta parte del documento fue finalmente aprobada, pero no supone ninguna novedad relevante respecto a lo pactado en Brest el día 11 de diciembre.

Lo que quedó en el aire es la parte referente a las fuerzas de misión general, que se definen como aquéllas que no son ni fuerzas estratégicas ni fuerzas armadas nacionales, es decir, elresto del Ejercito soviético. Sobre este punto, se decidió que el debate prosiga durante dos meses.

El texto propuesto establecía también que los Estados de la CEI reconocieran la necesidad de un mando unificado de las fuerzas estratégicas y otras armas de exterminio masivo, y se comprometieran a crear tal mando. Ucrania, en este punto, ha considerado necesario especificar que las armas nucleares en territorio de su república estarán bajo control de este mando unificado, pero exclusivamente para su no empleo y su liquidación.

Suprimir las armas atómicas

Ucrania tiene planeado deshacerse totalmente de las armas atómicas tácticas antes del primero de junio de 1992 y de las estrategicas, para finales de 1994.

El estatus de las FAU será determinado en cada Estado por acuerdos especiales. Como explicó Yeltsin, el periodo de transición durará hasta 1995: el Ejército Rojo es demasiado grande -unos 3,5 millones de hombres- y no es posible disolverlo de inmediato.

El texto también establece que las FAU deben respetar las leyes de las repúblicas y que no se pueden inmiscuir en los asuntos internos de cada Estado. Es decir, no se podrá utilizar a los soldados en los conflictos interétnicos, con lo que se sepulta la idea de crear unas fuerzas de interposición similares a los cascos azules de la ONU.

El acuerdo prevé la creación de un Consejo de Ministros de Defensa y organismos de trabajo adjuntos a éste. Sin embargo, Ucrania y Moldavia desean crear un consejo coordinador de representantes plenipotenciarios que incluya a especialistas de los ministerios de Defensa, Exteriores, Economía y otros, lo que significa que estas repúblicas piensan que la tarea del órgano coordinador no debe ser la de elaborar una política militar común sino la de desmantelar el actual Ejército de la ex URSS.

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