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Los dirigentes rusos tratan de concienciar al pueblo sobre la subida de los precios

Ante la inminente liberalización de los precios, prevista para el jueves, los dirigentes de Rusia han iniciado una campaña de concienciación de los ciudadanos basada fundamentalmente en dos ideas. La primera, que la medida será durísima, pero las ayudas estatales serán suficientes y no habrá revueltas callejeras. La segunda, que la subida de precios irá acompañada de un amplio impulso a la privatización de la economía, que a la larga consolidará la economía de mercado en el país y sentará las bases del futuro desarrollo.Borís Yeltsin, consumió la mitad de su largo mensaje de fin de año, emitido el domingo por la noche, a exponer la situación económica y las medidas que se iban a tomar para superar la crisis. "Rusia está seriamente enferma, pero no hay enfermedades incurables, especialmente en economía", aseguró el presidente ruso. Volvió a decir que el periodo que ahora se abre es muy duro, pero que "no será largo: de seis a ocho rneses", y trató de infundir aliento: "Bajo ningún concepto debemos caer en la frustración o el pánico".

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Yégor Gaidar, el viceprimer ministro responsable de la economía, habló ayer más claro en una reunión que mantuvo con la prensa: "La situación en vísperas de la profunda reforma económica no sugiere en absoluto que vaya a producirse una explosión social de importancia vinculada a la liberalización de los precios", dijo, contradiciendo así las previsiones de numerosos políticos, incluidos algunos de la importancia de Gavriil Popov, alcalde de Moscú, o Edvard Shevardnadze, ex ministro de Asuntos Exteriores. "Destacados sociólogos", agregó Gaidar, "dicen que nuestra sociedad está preparada para la liberación de los precios y que aceptará, muy probablemente, lo inevitable".

Crítica a YeItsin

Una crítica que constantemente ha recibido el Gobierno de Yeltsin desde que se formó hace mes y medio ha sido su propuesta de liberalizar los precios sin antes haber creado las condiciones para que exista un mercado que los determine. Dado que la principal condición que exige el mercado es que existan empresas libres que puedan competir entre ellas, los críticos -el mismo Popov o el vicepresidente ruso, Alexandr Rutskoi- le han echado en cara al Gobierno su escasa voluntad de privatizar la economía. Yeltsin y Gaidar han tratado de eludir esa crítica al aprobar el jueves pasado las líneas maestras de la privatización.En su alocución de fin de año, el presidente ruso previé que en 1992 se privatice "la mitad de las empresas de la industria ligera, la alimentación, la construcción, el comercio y la restauración". Según fuentes oficiales, el Gobierno ruso calcula obtener 54.000 millones de dólares durante 1992 y 117.000 millones durante 1993 de la venta de bienes de producción a particulares. Hasta un 20% de esa cantidad se empleará en subvencionar medidas de apoyo a los más desfavorecidos.

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