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Los diputados serbios de Bosnia afirman que crearán su propia república

Los diputados serbios en Bosnia -escindidos del Parlamento bosnio, compuesto por los serbios, musulmanes y croatas- rechazaron ayer la propuesta de la Comunidad Europea a otorgar la independencia de las seis repúblicas yugoslavas para el 15 de enero. Descontentos con la actuación del presidente bosnio, el musulmán Alija Izetbegovic, quien, conforme con las decisiones de la CE, formuló ya la petición de esta república para el reconocimiento internacional de su soberanía, los diputados serbios, dirigidos por el líder nacionalista Radovan Karadzic, anunciaron que antes del 14 de enero proclamarán su propia república en Bosnia.

La tarea será difícil de realizar. La distribución étnica en esta república se asemeja a una piel de leopardo. Los territorios con la supremacía de una sola étnia están desconectados entre sí.

Bosnia es el experimento principal para la decisión en Bruselas, que estipula que antes del 23 de diciembre las repúblicas yugoslavas, aspirantes a conseguir el reconocimiento internacional, deben formular su petición. Si Bosnia exige la independencia -tal como lo hizo su presidente-, margina a los serbios; si retira la petición, margina a los croatas y los musulmanes.

No ha habido conflictos bélicos en Bosnia hasta el morriento, aunque en su territorio está concentrado un enorme arsenal bélico en las manos del Ijército federal, de la policía republicana y de los croatas próximos al régimen de Zagreb. Debido al temor de que la guerra en Bosnia sería más sangrienta aún que en Croacia, hay varias demandas internacionales de que los cascos azules, si llegan a Yugoslavia, sean desplegados primero en esta república. Tal es el temor de la guerra en Bosnia que anoche Nenad Pejic, editor de la televisión Sarajevo, declaró en el telediario principal: "Apaguen inmediatamente las luces los que están a favor de la paz". En Sarajevo, la gente reaccionó de inmediato y la ciudad quedó a oscuras.

Sin embargo, la guerra continuó en Banija y Eslavonia occidental, a la vez que hubo pocos lamentos por la dimisión del primer ministro, Ante Markovic, quien presentó su dimisión por desaprobar el presupuesto de guerra. Markovic: llevaba meses marginado de la vida política, donde los líderes republicanos asumieron el protagonismo principal, pero su figura garantizaba la continuación política de Yugoslavia. La salida de Markovic eliminó la última institución federal yugoslava. Aunque su decisión fue esperada, el Departamento de Estado norteamericano reaccionó diciendo que no reconoce ni al bloque serbio que usurpó la presidencia colectiva y toma las decisiones políticas en nombre de las Fuerzas Armadas, ni reconocerá al nuevo Gobierno federal, diseñado según el gusto serbio.

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