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Experimentos sin gravedad

La única torre de microgravedad que existe en España se inauguró ayer en el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (INTA) en Torrejón de Ardoz (Madrid). Pese a que la torre tiene 25 años de existencia sus instalaciones habían quedado totalmente anticuadas y hacía años que sólo se utilizaba de forma esporádica. Ahora, el interés que suscita la microgravedad y las dificultades para hacer experimentos en estaciones espaciales han dado nuevo auge a estas instalaciones.

En Europa, la torre más importante es la inaugurada este año en Bremen (Alemania), con una caída de 110 metros. Científicos de todo el mundo hacen cola para utilizarla, a un coste de casi medio millón de pesetas por experimento. La torre española, con sus 23,5 metros de caída libre, es más modesta.

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Mientras en la de Bremen se consiguen más de 4 segundos de microgravedad durante la caída, en la española el tiempo es de 2,2 segundos, suficiente para muchos experimentos.

El funcionamiento de la torre es bastante simple. Se deja caer una cápsula que tiene dentro otra con el experimento, que al final de la caída frenan en blando, en un lecho de arena y poliestiereno. Lo que ha avanzado mucho es la auto matización de las instalaciones, con conexión y gobierno por ordenador, y la monitorización de lo que pasa en el experimento durante la caída. Es la adquisición de estos datos, de alta precisión, la que permiten luego a los científicos obtener las conclusiones.

Mientras en la torre de Bremen se hace el vacío antes de cada experimento, en la de Torrejón se utiliza otro sistema, una doble cápsula, de modo que la cápsula interior se desplaza libremente dentro de la otra exterior, sin resistencia aerodinámica.

Los experimentos de microgravedad se pueden hacer en plataformas espaciales como cohetes de sondeo, aviones en vuelo parabólico, globos y en torres y pozos de caída libre. La remozada torre de Torrejón se piensa utilizar en experimentos de combustión en condiciones de falta de gravedad, propagación de llamas —interesantes, por ejemplo, para el caso de incendios en plata formas espaciales— y en mecánica de fluidos (puentes líquidos, capilaridad), entre otros posibles campos.

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