González pide contención salarial para colocar a España en la vanguardia económica de Europa

El presidente del Gobierno, Felipe González, aprovechó los resultados de la reciente cumbre europea de Maastricht (Holanda) para hacer un llamamiento a la sociedad española para que haga el esfuerzo, con una política estricta de rentas, de estar en esa vanguardia de países europeos que disfrutarán los primeros de la moneda única, en 1997 o 1999. El presidente del PP, José María Aznar, puso en duda que España pueda entrar en ese grupo de cabeza y dedicó el grueso de su intervención a criticar duramente la política económica del Gobierno, al que acabó pidiendo que retire los Presupuestos Generales para 1992.

González acudió al Pleno del Congreso de los Diputados, al que también asistió, por primera vez desde hace dos meses, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, para dar cuenta del tratado de la Unión Europea aprobado por los jefes de Gobierno de los Doce en su cumbre de principios de la semana pasada."Si se analiza desde el interés específicamente español, creo que podemos decir que el acuerdo es un buen acuerdo para España", afirmó González en su discurso. Un protocolo anejo al tratado recoge la reivindicación española de la cohesión, es decir, la solidaridad de los Estados más prósperos con los menos desarrollados, entre los que figura España, que deberá concretarse en transferencias presupuestarias cuando la próxima primavera se negocien las perspectivas financieras para la Comunidad Europea para el próximo quinquenio.

"Estamos satisfechos de lo que ha ocurrido en Maastricht", afirmó de entrada Miquel Roca, de Minoría Catalana, resumiendo una opinión generalizada de la oposición.

A pesar del balance globalmente positivo, hubo críticas en el hemiciclo contra algunos aspectos del tratado. Nicolás Sartorius, de Izquierda Unida, lamentó, por ejemplo, los escasos poderes otorgados a un Parlamento Europeo que "sólo tiene funciones de consulta". "La dinámica de los acontecimientos", replicó González, "nos va a llevar a un reforzamiento del Parlamento Europeo".

Sin garantías de solidaridad

José María Aznar dejó claro de entrada que el "debate no es un regateo sobre los logros más o menos alcanzados" por el Gobierno en Maastricht, aunque aseguró que en la cumbre "no se han conseguido garantías para el desarrollo de una política de solidaridad" en el seno de la Comunidad Europea. "Nos gustaría no tener una cierta sensación de pedigüeños". La delegación española "ha centrado equivocadamente su esfuerzo negociador en la cohesión".

El dirigente conservador prefirió centrar su alocución en los errores de la política económica del Ejecutivo a causa de los cuales España "sólo cumple una de las tres condiciones" (el porcentaje de endeudamiento público con relación al Producto Interior Bruto) necesarias para acceder a la tercera fase de la unión monetaria en la que se pondrá en circúlación la moneda única. Sólo tres de los 12 Estados miembros cumplen en la actualidad todos los requisitos.

Aunque se cumplan algún día, "el verdadero problema" de España es, para Aznar, que su "renta per cápita" se sitúa un 25% por debajo de la media comunitaria. El crecimiento económico del periodo 1986-1989 "fue inútilmente despilfarrado", según el líder del PP, "a causa de la escasa capacidad de gestión del Gobierno", al que pidió que retire los presupuestos generales para el año próximo.

Aznar hizo hincapié en que, si se tomaban en cuenta otros indicadores económicos no tenidos en cuenta en la cumbre de Maastricht (desempleo, renta per cápita y déficit por cuenta corriente), la situación de España era aún más alejada de la medida comunitaria.

También en el aspecto económico, los líderes de la oposición coincidieron en destacar que la competitividad es el gran reto al que se enfrenta España tras el acuerdo de Maastricht.

"No es justo que sean los trabajadores en exclusiva los que tengan que padecer el ajuste, cuando ha habido otros factores que han contribuido a la pérdida de competitividad", dijo Aznar, quien calificó de lamentable la gestión pública y la incapacidad del Gobierno de reducir la inflación con una política monetaria restrictiva.

"Desafío para España"

En su turno de réplica, González se esforzó por demostrar que "España está en condiciones de acercarse a los criterios" necesarios para acceder a la última fase, y que además su nivel de vida se aproxima paulatinamente a la media europea. "La respuesta al desafío de la sociedad española es sí (...)", resaltó el jefe del Ejecutivo, aunque reconoció que "no va a ser fácil conseguir" estar en el grupo puntero.

Para lograrlo, "ni la política monetaria ni la fiscal son suficientes", afirmó el presidente del Gobierno. "Hace falta una política que afecte a las rentas", es decir, moderación salarial. "Si se puede llegar a acuerdos [con los sindicatos], se llegará", añadió.

González confirmó que el Gobierno presentará su programa de convergencia con las economías más saneadas de la Comunidad Europea, pero, a diferencia de lo que dijo el 28 de noviembre ante el Congreso, no volvió a prometer hacerlo antes de finales de año y se limitó a anunciar que lo hará "en los próximos meses".