Mitterrand intenta disipar los temores de Maastricht
J. V. François Mitterrand intentó ayer despejar los temores provocados en numerosos franceses por la aceleración de la construcción europea. "Todos los franceses", dijo, "se beneficiarán de su participación en una Europa convertida en la primera potencia económica y monetaria del mundo". El precio a pagar, explicó, serán "unas cuantas limitaciones razonables del ejercicio de la soberanía", pero en ningún caso la pérdida de la identidad nacional.
En una entrevista concedida a la cadena de televisión TF-1, Mitterrand confirmó que los acuerdos de Maastricht obligarán a retocar la Constitución francesa, en particular para permitir a los otros europeos votar en las elecciones municipales galas. No especificó si esa reforma constitucional se efectuará por votación parlamentaria o mediante referéndum.
"Yo añoraré a Gorbachov, uno de los hombres más importantes de la historia de este siglo", dijo en otro momento el presidente, que se declaró opuesto a la idea de celebrar en Washington una conferencia sobre la ayuda humanitaria a la ex URSS. Europa, recordó, no ha necesitado de la convocatoria de George Bush para aportar el 80% de esa ayuda, extremo en el que también había abundado con anterioridad el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.
Mitterrand se declaró consciente de la depresión colectiva que afecta a sus compatriotas e intentó explicarles que - "excepción hecha del paro, el único problema que me quita el sueño" - la situación económica y social de Francia es "buena, una de las mejores de Europa". Respecto a su actual impopularidad - dos de cada tres franceses no le tienen confianza -, Mitterrand dijo: "Yo estoy impasible. Yo no intento gustar; yo trabajo".
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