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El pabellón de la URSS busca nombre

Confusión en la Embajada ante los acontecimientos internos y su proyección en la Expo

Lourdes Lucio

El pabellón de la extinta Unión Soviética está casi terminado, a falta de algunos detalles interiores. Las obras están a punto y en plazo, salvo el nombre y los contenidos expositivos. Las siglas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) aún lucen en la fachada, aunque ni la Embajada ni la delegación comercial, y menos el arquitecto, Juris Poga, adivinan cómo se llamará este Estado cuando la Expo se abra, el 20 de abril.

Y es que, como dice un portavoz de la delegación comercial, "no se puede decir hoy lo que puede ser mañana". Juris Poga, natural de Riga la capital de la ex república soviética de Letonia, afirma que el cambio de nombre del pabellón no es ningún problema: "Habrá que cambiar las letras, pero la obra está hecha" y admite que hay un cierto retraso en los contenidos. El arquitecto desconoce qué habrá en el interior de su pabellón y recuerda que lo previsto por un equipo de diseñadores de Moscú era "algo sobre el descubrimiento de Siberia, del espacio y los nuevos descubrimientos científicos".En la Embajada de la antigua URSS en Madrid también reina el desconcierto. "Ya quisiéramos saber qué nombre poner al pabellón", comenta entre risas el agregado cultural, Nicolás Beddrushev, quien precisa que el mismo problema de denominación lo tiene la Embajada.

Ambigüedad

Ni Poga ni Beddrushev aciertan a pensar qué pasará si prospera el acuerdo firmado por las tres repúblicas eslavas (Rusia, Bielorrusia y Ucrania) para la creación de una Comunidad de Estados Independientes frustando la pretensión del jefe del Estado, Mijaíl Gorbachov, de una Unión de Estados Soberanos. En ese caso, ¿de quién será el pabellón?, ¿qué contenidos habrá?, ¿estarán o no todas las repúblicas de la ex Unión Soviética? El agregado cultural afirma: "No lo sé. Hay que esperar para ver cómo van las cosas, porque esta situación ambigua no puede durar mucho tiempo" y remite para más información a la delegación comercial de la URSS.

Un portavoz de la citada delegación sólo alcanza a explicar: "El pabellón está construido. Todo está preparado. Pero cada día hay muchos cambios en nuestro país. No se puede decir hoy lo que puede ser mañana".

Los cambios internos en la antigua URSS ya provocaron la participación en solitario de las tres repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Letonia), que tras declarar su independencia reclamaron inmediatamente al Gobierno español la invitación oficial para estar en la Exposición Universal y no a la inversa como es lo habitual. Estos países ocuparán una parcela de 2.690 metros cuadrados próxima a los países árabes. Debido a la premura de los plazos - teóricamente los edificios tienen que estar todos terminados el próximo 31 de diciembre - será la propia Expo la que construya y financie una carpa para acoger a estos tres países, con un presupuesto de unos 64 millones de pesetas.

La ex Unión Soviética ha destinado 14 millones de dólares (unos 1.500 millones de pesetas) para su participación en Sevilla, cantidad en la que está incluido el desmontaje del pabellón.

Los acontecimientos internos en los países del Este y las dificultades económicas de la mayoría de ellos no han influido en la marcha de sus trabajos en la Exposición Universal de Sevilla.

El pabellón de Bulgaria y Polonia -ambos participan en un mismo edificio- estará terminado a final de mes incluida la urbanización exterior de la parcela. Este edificio está financiado por la propia Sociedad Estatal y su presupuesto de adjudicación asciende a 140.703.000 pesetas.

Igualmente, Checoslovaquia y Hungría están a punto de terminar sus pabellones. La Sociedad Estatal también ha patrocinado con 65 millones de pesetas la construcción del pabellón de Rumanía que, como los anteriores, estará terminado a final de mes. Yugoslavia, pese a la guerra civil, la mala situación económica y el desmembramiento de sus repúblicas, comenzó a principios de esta semana las obras de su pabellón, de carácter efímero e individual. Este país hubiera podido participar en uno de los pabellones múltiples o carpas que construye la organizadora, como es el caso de Letonia, Estonia y Lituania.

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