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137 ganadores del Nobel asisten a la entrega de los galardones en 90ª edición

La ceremonia se celebró en un estadio con cabida para 5.000 invitados

Un físico, Pierre Gilles de Gennes; un químico, Richard R. Ernst; dos investigadores en medicina, Erwin Neher y Bert Sakmann; una escritora, Nadine Gordimer, y el economista Ronald H. Coase, recibieron ayer en Estocolmo la medalla de oro, el diploma y el cheque por seis millones de coronas (unos 102 millones de pesetas) que corresponde a cada una de las disciplinas premiadas con el Nobel de este año. La ceremonia, que había sido cuidadosamente ensayada y que se cumplió esta vez con precisión cronométrica, cambió esta vez de escenario para poder dar cabida a los cerca de 5.000 espectadores presentes, entre ellos 137 Premios Nobel reunidos con motivo del 90º aniversario de los galardones.

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El resfriado de Cela

Los dos Nobel de literatura anteriores a Nadine Gordimer, Camilo José Cela (1989) y Octavio Paz (1990), estuvieron presentes en la ceremonia, y también el Nobel de medicina español de 1959 Severo Ochoa, de 86 años. En lugar de la solemne Casa de Conciertos se utilizó El Globo, un moderno y original estadio cerrado ubicado en una zona céntrica de la ciudad. Antes de la entrega del premio de manos del rey Carlos Gustavo, personalidades científicas o literarias de instituciones suecas hicieron una presentación de los premiados explicando las razones por las cuales se les había distinguido con el premio.

Estaban presentes los Reyes de Suecia, Carlos XVI Gustavo y Silvia, los antiguos premiados con el Nobel, el cuerpo diplomático, invitados especiales, como el príncipe Felipe de Borbón, miembros de la familia real sueca y personalidades de la política y la cultura. La can tante de ópera Kiri Te Kanawa tuvo a su cargo la parte musical.

El escritor y académico Lars Gyllensten, en su calidad de presidente de la fundación Nobel, dio la bienvenida a los presentes aludiendo al carácter especial de la celebración, coincidente con los 90 años de creación de los premios, por voluntad de Alfred Nobel, cuya personalidad de investigador, técnico y empresario, así como su compromiso con ideales que son patrimonio de la humanidad, elogió.

El acto finalizó a las 17.29 y horas más tarde se celebró en el salón azul del Ayuntamiento de Estocolmo el gran banquete y baile que son tradicionales. En el banquete fue servido un menú compuesto de los mismos platos que tuvo el que se sirviera en el primero, en 1901.

A las 22.50, mientras se celebraba el acto en el Ayuntamiento, el cielo de Estocolmo se vio iluminado por la mayor demostración de pirotecnia realizada en la capital sueca, una contribución española a la celebración, ya que fueron rea lizados por el maestro Luis Brunchu Alonso y donados por el Ayuntamiento de Valencia.

Creación literaria

Los escritores y los problemas en torno a la creación literaria han tenido un lugar relevante en la celebración del 90 aniversario de los galardones. Entre los premiados se encuentran, además de Nadine Gordimer, Octavio Paz, Camilo José Cela, Claude Simon, Joseph Brodsky y William Golding. Entre los que, sin haber recibido el premio, tienen igualmente una obra destacada que justifica su presencia en Estocolmo, están Hans Magnus En zensberger y otros medios conocidos en los medios literarios occidentales, aunque muy populares en sus países, como el novelista japonés Shuichi Kato, el poeta chino Bai Dao, el sirio-libanés Adonis, residente en París y ampliamente conocido en el mundo literario árabe, además de varios escritores suecos.

La posición y la calidad de la literatura frente al duro clima cultural actual fue una de las preocupaciones discutidas. Octavio Paz defendió con pasión el sentido de la poesía como un antídoto contra la tecnología y las fuerzas del mercado, por medio de su inconformismo y su incorruptibilidad. "Como un recuerdo que se vuelve imagen y una imagen que se convierte en voz" en las palabras del escritor mexicano.

Enzensberger sostuvo que la lírica es la única actividad humana que permanece inmune a las fuerzas del mercado y puso el ejemplo de Gottfried Benn, el novelista alemán que murió en 1966 y que durante 15 años ganó 975 marcos por su trabajo como escritor. Esa condición de la creación literaria que la diferencia de otras manifestaciones artísticas que necesitan grandes sumas de dinero para poder realizarse le da a la literatura una cierta invulnerabilidad frente a la amenaza de su extinción, señaló el escritor alemán. La literatura sólo precisa de un lápiz y una hoja de papel, además de la voluntad de expresar algo. El profesor sueco Kjell Espmark, hizo un panorama histórico de la literatura y concluyó con una profecía pesimista de que el escritor, como el héroe, va camino de desaparecer. Cada vez es más dificil distinguir el genio de la mediocridad. El artista ha sido destronado de su papel de profeta, señaló.

También el denominado "dificil matrimonio entre la literatura seria" en contraposición a la calificada como popular fue una especie de subtema dentro del tópico de los desarios actuales. El académico sueco Lars Forsell lamentó que muchos autores sacrifican las metas de su creación en beneficio de la popularidad.

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