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Transición con todas sus consecuencias

Rusia ha utilizado las largas reuniones de los jefes de Gobierno para forzar la puesta en marcha inmediata de medidas radicales de reforma. Borís Yeltsin afirmó el viernes que la tan anunciada liberalización de los precios ya tiene fecha: el lunes 16 de diciembre. Esta medida, según el propio presidente ruso, irá acompañada de un amplio programa de privatización, de la aparición de una legislación que permita dividir el capital de las empresas en acciones, de cambios en los sistemas fiscal y financiero y de la liberalización del comercio exterior. "Rusia", afirmó rotundamente, "afronta en diciembre un acontecimiento histórico: la transición a la economía de mercado con todas sus consecuencias".Yégor Gaidar, viceprimer ministro ruso para asuntos económicos, aseguró que si se lleva a cabo una drástica política presupuestaria, el índice de precios se multiplicará en 1992 "sólo por cinco". De momento, los salarios que dependen de la Administración van a ser casi duplicados y se van a adoptar medidas compensatorias para los asalariados más desfavorecidos.

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Sin embargo, a pesar del enorme volumen actual de papel en circulación, va a escasear la moneda y "durante uno o dos rneses" se retrasará el abono de parte de los salarios y se impondrán limitaciones a las operaciones con papel moneda. Para que las arcas estatales no se vean afectadas por el disparo de los precios, Rusia introducirá un impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 28%, que el propio Gaidar admitió que era "muy alto".Para primeros de año, Gaidar ha anunciado lo que denomina "convertibilidad interna" del rublo, que supone la desaparición de los tres tipos de cambio que existen en la actualidad. El viceprimer ministro ruso considera viable mantener un cambio único de 18 o 20 rublos por dólar, pero es consciente de que para ello precisa de un gran fondo de estabilización, para lo que se considera absolutamente necesaria la ayuda occidental.Ese cambio previsto para la moneda se sitúa lejos de los 0,57 rublos por dólar del cambio oficial actual o del 1,72 del comercial. Pero también está muy alejado de los 90 rublos por dólar del ahora fluctuante cambio turístico y aún más de los 130,5 rublos por cada dólar que se pagaron en la subasta del martes pasado en el mercado de cambios experimental que gestiona el Banco Central de la URSS.Aunque los planes de reforma aún se conocen de manera incompleta, ya han recibido varias críticas, entre las que cabe destacar la del anterior rector de la economía rusa, Yevgueni Saburov. Este ex ministro opina que Rusia no debe condenarse a utilizar simplemente esquemas monetaristas y "tiene que concentrarse en la privatización y comercialización de la producción".La mayor debilidad que se aprecia para que la liberalización de los precios pueda funcionar es precisamente el mantenimiento de esquemas monopolistas en la economía -incluso la propiedad y la gestión de la mayoría de las tiendas al por menor sigue siendo pública-, que imposibilitan el funcionamiento de las reglas de mercado.

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