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A siete días del cambio

Precios libres y reparto de activos y deuda, hitos de la reforma de la URSS

Rusia está a siete días de iniciar la reforma económica radical prometida por Borís Yeltsin, cuya medida más espectacular es la liberalización de los precios desde el día 16. A continuación, el resto de las repúblicas que formaron la Unión Soviética seguirán inevitablemente sus pasos. La semana pasada ya ha servido de hecho para preparar la reforma: los jefes de Gobierno de los Estados soberanos han empezado a llenar de contenido el tratado de la Comunidad Económica suscrito por 10 repúblicas y han acordado qué parte de la deuda externa de la URSS asume cada uno. Aunque esto puede quedar alterado tras el acuerdo para la secesión de la URSS firmado por Rusia, Ucrania y Bielorrusia.

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La semana empezó con una fortísima devaluación del rublo en su denominado cambio turístico, al ponerse en práctica la decisión del Banco de Comercio Exterior de la URSS (Vneshekonombank) de dejar ese cambio al libre juego del mercado. Aunque los bancos privados situaron el lunes el cambio en 80 rublos por dólar, el propio Vneshekonombank pagó 90 a partir del martes, 43 rublos más de lo que venía abonando hasta el viernes, lo que supuso una pérdida del valor de la mo neda del 47,8%. Si la comparación se establece con lo que valía un mes atrás, la devaluación en su cambio turístico se sitúa en el 64,5%. Dicho en otras palabras, el rublo ha perdido los dos tercios de su valor en sólo un mes. Con todo, los denominados cambios oficial y comercial del rublo han permanecido inamovibles: en el oficial, un dólar equivale a sólo 0,57 rublos; en el comercial, a 1,72.El miércoles se produjo otro hecho que, no por esperado, dejó de crear preocupación en Occidente: el Vneshekonombank anunció la suspensión de pagos a los bancos europeos, americanos y japoneses del principal de la deuda contraída -unos 70.000 millones de dólares-, de conformidad con los acuerdos alcanzados el 21 de noviembre con representantes del Grupo de los Siete.

Estos dos hechos, que marcan la profundidad que ha alcanzado la crisis de lo que fue la Unión Soviética, no han impedido una serie de avances en la definición del marco económico con el que se va a afrontar el futuro. Aunque el propio futuro político está por fijar, la evidencia de que el poder económico residirá de manera prácticamente exclusiva en los Estados soberanos ha permitido que los jefes de Gobiemo de las 12 repúblicas, reunidos en Moscú durante tres días, llegaran a los primeros acuerdos concretos que desarrollarán del tratado de la Comunidad Europea.

Reparto de la deuda

Iván Siláiev, presidente del ahora denominado Comité Económico Interestatal (antes Interrepublicano), que reúne a los jefes de Gobierno, explicó el sábado que se habían pactado criterios unificados en el sistema impositivo y un documento sobre la regulación de los precios en el intercambio entre los Estados soberanos. "Vamos a alcanzar pronto otros cuatro o cinco acuerdos" agregó, "lo que permitirá tener una base que les permita someter a los respectivos parlamentos la ratificación de un conjunto coherente".En la misma serie de reuniones se establecieron finalmente los criterios para fijar el reparto de la deuda exterior, los mismos que servirán para hacer el reparto de los activos del ex Estado comunista. Rusia asumirá el 61,34% de la deuda y recibirá el mismo porcentaje de activos. La parte de Ucrania, la segunda gran república, será del 16,37%, mientras que el resto de Estados soberanos obtendrán porciones inferiores al 5%: 4,13% para Bielorrusia, 3,86% para Kazajstán

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Sobre los volúmenes de deuda que asume cada uno se llegó a un acuerdo y, al tiempo, se creó el organismo que controlará su reintegro, que, como se había pactado con el Grupo de los Siete, se efectuará a través del Vneshekonombank. Sobre el reparto de oro y metales preciosos, así como de los inmuebles del Estado comunista también se avanzó, pero no se pudo llegar al acuerdo al surgir dificultades en tomo al reparto del fondo de diamantes. Mientras se siga negociando, Rusia se encargará de gestionar los bienes de la ex URSS, igual que se hará cargo de cubrir el déficit presupuestario del Estado soviético hasta fin de año y de asumir en enero el pago de salarios a los funcionarios imprescindibles, como son los militares.

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