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Un obispo dice en el sínodo que el mensaje de la Iglesia contra el sida es insuficiente

Henry Schwery, prelado de la diócesis suiza de Sion, criticó ayer -en la sala se sesiones del sínodo de obispos que sobre la nueva evangelización de Europa se celebra en Roma- las insuficiencias del mensaje de la Iglesia católica sobre salud pública. Schwery, obispo de la diócesis donde se encuentra el seminario integrista (Ecóne) de los seguidores del fallecido arzobispo cismático Henri Lefebvre, se preguntó si en el problema del sida basta con defender el valor de la fidelidad conyugal como garantía para no contraer la enfermedad.El tono crítico de este obispo se extendió también a la falta de presencia de la Iglesia en los centros donde se toman decisiones sobre el futuro ecológico del mundo y al aislamiento en el que están los investigadores cristianos. Schwery es un prelado conocido por sus actitudes un tanto encontradas con las que se sostienen en la curia romana. Las discrepancias públicas ya surgieron hace un par de años con el caso Lefebvre. En aquella ocasión, el obispo expresó su descontento por las concesiones que a su juicio se le hacían al arzobispo rebelde desde el Vaticano, en un intento de evitar que rompiera la comunión con la Iglesia católica.

Sin embargo, el tema estrella de este sínodo continuó ayer siendo el de los nacionalismos. En este terreno se centró la intervención del arzobispo de Tarragona, Ramón Torrella. Éste hizo especial hincapié en la colaboración entre iglesias en la nueva evangelización que, a su juicio, debe centrarse "priricipalmente en la promoción de los derechos humanos, de la justicia, de la paz y del respeto a la creación".

Ratzinger, en latín

El arzobispo de Tarragona defendió el derecho de las minorías nacionales, propuso soluciones pacíficas, y descalificó la violencia y el terrorismo como vía para alcanzar reivindicaciones nacionalistas. Torrella recordó que las minorías tienen obligaciones solidarias que cumplir y matizó que la futura unidad europea no puede cimentarse "exclusivamente en los intereses económicos".

Si Torrella se dirigió en castellano a los padres sinodales, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, prefirió el latín. El cardenal alemán afirmó que la Iglesia debe hablar menos de sí misma y más de Dios. "Quien no conoce a Dios, no conoce al hombre", sentenció Ratzinger, que añadió que si "el hombre se aparta totalmente de Dios deja de ser; el hombre es la gloria viviente de Dios". El prefecto del ex Santo Oficio destacó que la Iglesia no anuncia "un pesado yugo", "una masa de dogmas y preceptos", sino que proclama el "yugo suave y sencillo" de Dios.

Por otro lado, los sacerdotes católicos en Europa disminuyeron en un 9% entre 1978 y 1990, y pasaron de 247.000 a 225.000, según indicó ayer el cardenal José Sánchez, prefecto de la Congregación para el Clero.

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