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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cohesión y transparencia

Sin saber bien por qué, esta semana "ha pintado" en Madrid lo finlandés. Mientras en el Auditorio la Orquesta Nacional dirigida por Tuomas Ollila (1965), ofrecía un "todo Sibelius", con la novedad de Kullervo, escrito hace un siglo, Ibermúsica presentaba al pianista Olli Mustonen (1967) con la City of London Sinfonía, dirigida por su fundador Richard Hickox.Naturalmente, se trataba de un programa Mozat en el que el joven pianista asumía la parte principal del Concierto número 24, en do menor, KV 491, que data de 1786 y precede al de la Coronación. Esta página del más feliz, jugoso e inspirado Mozart, encontró en Mustoñen un traductor de limpia técnica, sonido atractivo y criterio caprichoso y amanerado tanto en lo musical como en lo gestual. La juventud del artista, sus indudables dones, permiten suponer en una futura maduración de su talento, en una línea de mayor sosiego pues, por ahora, su Mozart más bien sugiere la cargante visión del fílme Amadeus que otra cosa. Fue aplaudido sin exceso y en menor grado que lo había sido la Sinfonía en re mayor, París, que inauguraba el monográfico.

City of London Sinfonía

Orfeó Catalá. Solistas: Catherine Pierard, Catherine Denley, Mark Tucker y Gerard Finley. Director: Richard Hickox. Director coro: Jordi Casas. Obras de Mozart.Auditorio Nacional, Madrid, 30 de noviembre.

Y es que el conjunto londinense, nacido hace 20 años, está constituido por profesores de alto nivel y el trabajo de Hickox, que no es precisamente un poeta, ha logrado una cohesión y una transparencia capaz de presentamos las obras orquestales de Mozart como si de música de cámara se tratara.

El Orfeó Català

Con los londinenses actuó en la segunda parte el Orfeó Catalá que dirige actualmente Jordi Casas, titular hace unos años del coro de Radiotelevisión Española y que es un músico sobrio, inteligente y experimentado.Me parece que la actuación del Orfeó en las Vísperas solemnes de confesor cuenta entre las mejores que le recordamos.

Estas Vísperas, escritas en Salzburgo en 1780, tratan cinco salmos y el Magnificat dentro de una severidad quizá impuesta por el voluntario estilo litúrgico, equidistante de la gravedad dramática de un Don Juan y la leve ligereza de Las bodas, si pensamos en ópera. Pero también quedan apartadas de la Misa de la coronación, con evidentes connotaciones operísticas, y son menos expresivas que el Réquiem. Con todo, Mozart es siempre Mozart y la obra contiene no escasas bellezas que fueron resaltadas por un buen cuarteto solista, el Orfeó Catalá y los músicos londinenses, lo que valió a todos, en unión de su director, un éxito especial con mayores y más cálidos aplausos para los cantores barceloneses, siempre recibidos en Madrid con cariño y admiración.

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