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250 expertos internacionales estudiarán la disminución del ozono en el Ártico

Más de 250 científicos procedentes de todo el mundo estudiarán este invierno las causas de la disminución de la capa de ozono en el hemisferio septentrional, en el marco del Experimento Europeo del Ozono Estratosférico Ártico (EASOE), para el que se han establecido 20 bases en los países septentrionales. El equipo español, integrado en el experimento, será responsable de la estación instalada en Islandia, desde donde se realizarán análisis de Compuestos atmosféricos.

Aviones, cohetes, globos y laboratorios instalados en tierra se utilizarán durante cuatro meses para detectar las zonas en que disminuye el grosor de la capa de ozono en el Polo Norte, medir cómo cambia durante el invierno su concentración a diversas alturas, establecer la presencia de otros compuestos en la atmósfera y estudiar los procesos atmosféricos. La investigación está financiada en un 50% por ciento con fondos de la CE (casi mil millones de pesetas) y el resto por los centros científicos de los países miembros.La destrucción de la capa, de ozono preocupa especialmente a los científicos porque supone un escudo protector alrededor de la Tierra contra las radiaciones ultravioletas dañinas para los organismos vivos que no están especialmente protegidos contra esta agresión. Es especialmente vulnerable a esta radiación el fitoplancton, primer eslabón de toda la cadena de alimentos, pero también afecta a los seres humanos en que aumenta el riesgo de sufrir cáncer de piel.

Similar a la Antártida

El programa EASOE pretende determinar si el proceso de adelgazamiento de la capa de ozono, ya comprobado en el hemisferio sur, está siguiendo un desarrollo similar en el norte, como parecen indicarlo investigaciones efectuadas en los últimos tiempos, pese a que el hemisferio norte tiene condiciones naturales más favorables que la Antártida.

En 1985, los científicos descubrieron que durante el invierno austral la capa de ozono en dicha región sufría una pérdida de hasta un 50% y hasta ahora no se sabe exactamente a qué se debe este fenómeno, aunque la mayoría de los especialistas coincide en el impacto negativo de los clorofluorocarbonos (CFC) utilizados en aerosoles y refrigeradores.

En 1987, un equipo de más de 50 científicos realizó estudios en la Antártida similares a los que se efectuarán este invierno en el hemisferio norte. Una característica de los CFC es la de que se expanden por todo el globo independientemente del lugar en que hayan sido emitidos y además permanecen durante muchos años en la atmósfera, de manera que las sustancias que se expelen en la actualidad harán sentir sus efectos sobre las próximas generaciones.

Causas poco claras

Las causas de las pérdidas de ozono en las altas latitudes del planeta no están claras para los científicos. Las bajísimas temperaturas invernales hacen que se formen nubes estratosféricas, y las reacciones químicas producen compuestos activos de cloro que atacan al ozono en presencia de la luz solar. Por ello, los científicos del EASOE tienen especial interés en medir con alta precisión los cambios de la concentración de ozono a diferentes alturas durante el in vierno que comienza y establecer la relación con la presencia de otros compuestos químicos, como el nitrógeno y las clorinas.

Precisamente el estudio de la presencia de dióxido de nitrógeno en la atmósfera será una de las misiones encargadas al equipo español del laboratorio de estudios de la atmósfera del Instituto de Técnica Aeroespacial (INTA) que se ha desplazado a la base de Islandia, según informa Servimedia.

Cinco experimentos

El EASOE utilizará cinco tipos de experimentos. El primero serán las mediciones realizadas desde las bases en la Tierra, dotadas de espectrómetros para detectar los compuestos presentes en la atmósfera y equipos para medir la absorción de radiación solar. También se utilizarán láser y dispositivos de microondas. Desde mediados de noviembre, y durante un mes, se soltarán globos desde la base sueca de Estange con instrumentos de medida a bordo y en esta fase de la investigación participarán grupos de trabajo procedentes de Japón, Estados Unidos y la Unión Soviética.En enero entrarán en juego los cohetes, con dos lanzamientos que subirán instrumentos de medida hasta 60 kilómetros de altura y caerán en paracaídas tomando datos.

Otro tipo de experimento se realizará desde aviones para determinar horizontal y verticalmente la presencia de compuestos químicos en zonas amplias de la atmósfera. Las ozonosondas, pequeños globos con sensores, medirán la distribución del ozono con gran detalle y proporcionarán datos para investigar los procesos meteorológicos. Por ultimo entrarán en juego los grandes modelos de ordenador realizados por los científicos teóricos, que manejarán los datos de la campaña para alcanzar una explicación global del problema.

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