¿Hubo sensacionalismo y tendenciosidad?
¿En el reportaje Varias farmacias de Madrid negarían la venta de condones a Magic Johnson (véase EL PAÍS de 10 de noviembre) hay sensacionalismo, tendenciosidad, manipulación? Los hechos son, por un lado, que en algunas boticas de Madrid no se venden condones: sus responsables, que no están obligados a expenderlos, alegan razones morales o de conciencia; por otro, que el jugador norteamericano de baloncesto Magic Johnson es portador del virus del sida, presumiblemente debido a que en su momento no utilizó preservativo. ¿Poner en relación ambos hechos resulta sensacionalista, es un artificio tendencioso, una manipulación? ¿Hay una correspondencia directa entre lo primero y lo segundo? ¿Es lícito enlazar lo uno con lo otro para concluir que algunos farmacéuticos madrileños no venderían condones a Johnson? El reportaje sobre las farmacias -en él intervinieron varios redactores- era un trabajo inédito hecho con anterioridad al anuncio de que Johnson tenía el virus del sida, noticia ésta que ha impresionado no sólo a los aficionados al baloncesto; el propio Magic, en un acto que ha conmovido a la opinión, la hizo pública. El redactor jefe Alex Grijelmo decidió relacionar este suceso con el asunto de la venta de condones en Madrid. Resultado: el gran titular (cuatro columnas) que ha alarmado al lector madrileño Pablo Blairón, que escribe al Ombudsman: "El titular es sensacionalista; yo diría que incluso es fuertemente sensacionalista". Agrega: "La opinión. pública está muy sensibilizada por la enfermedad del jugador de baloncesto, e incluiré en el titular sólo puede tener como finalidad aprovechar esa sensibilidad para tomar una postura: todas las farmacias deberían vender preservativos y anticonceptivos". Añade más: "Se ve claramente que es una noticia tendenciosa".
Blairón expresa también su molestia porque "de una lectura rápida y poco atenta, si no se tiene una cierta opinión previa, se puede llegar a la conclusión de que los farmacéuticos madrileños tienen la culpa de que Magic Johnson tenga sida y, más lejos aún, que los, al parecer, poco claros criterios morales y religiosos de los farmacéuticos tienen la culpa de esta enfermedad". El lector considera que la titulación del reportaje "viola de manera incuestionable el artículo 3.16" del Libro de estilo: "Se prohíbe terminantemente el uso de expresiones en el titular -también restringidas en los textos- como 'podría', 'no se descarta', 'al parecer" 'posible', 'probable' y otras singulares". Asimismo, Blairón recuerda lo que dice el artículo 3.2: "Los titulares han de ser inequívocos, concretos, asequibles y ajenos a cualquier clase de sensacionalismo".
Alex Grijelmo contesta: "Con ese titular -que, por otra parte, comenté con otros responsables del periódico- pretendíamos simplemente ligar con el sida el problema de la venta de preservativos. Magic Johnson se ha declarado, hace apenas unos días, el primer adalid en la lucha contra esta enfermedad, y no creímos que le importase, por tanto, tal utilización de su nombre. Efectivamente, como dice el comunicante, 'la opinión pública está muy sensibilizada por la enfermedad del jugador de baloncesto', y con el título lo que hacemos precisamente es conectar con esa sensibilidad. Si la lectura es 'rápida y poco atenta', evidentemente, se puede llegar a conclusiones arbitrarias, pero de eso no tienen la culpa quienes escriben".
La no manipulación de las noticias es uno de los principios básicos de la política editorial de EL PAÍS; junto al de independencia, está recogido en el Libro de estilo. Pero ¿cuándo existe manipulación, tendenciosidad, sensacionalismo? Los académicos de la lengua dicen que tendencioso es aquello que manifiesta una tendencia (propensión o inclinación hacia determinados fines), y manipulación, la intervención por medios hábiles y a veces arteros (mañosos, astutos) en la política, en la sociedad, en el mercado, etcétera, con frecuencia para servir los intereses propios o ajenos. En la prensa habrá manipulación cuando el informador elabora los hechos como mejor le conviene a sus deseos. En cuanto al sensacionalismo, se trata de la tendencia a producir sensación, emoción en el ánimo con noticias, sucesos, etcétera. El periodismo sensacionalista tiende a excitar los sentimientos y la emotividad del lector, a conmoverle, a exacerbar su sensibilidad. ¿Hay algo de todo esto en el reportaje que motiva la protesta del lector? ¿Una aplicación exigible del Libro de estilo habría evitado la queja? El teléfono directo del Ombudsman es el 304 28 48.
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