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Antonio Lacayo justifica la pasividad del Ejercito en los disturbios de Managua

El ministro de la Presidencia y hombre fuerte de Nicaragua, Antonio Lacayo, dijo ayer que el Gobierno que preside Violeta Chamorro prefirió dar una respuesta política al brote de violencia sandinista del pasado fin de semana y por eso no sacó el Ejército a la calle.

Lacayo rechazó cualquier acusación de debilidad y subrayó que Nicaragua, con una guerra de 10 años a su espalda, debe estar agradecida de que estos sucesos se saldasen sin muertos.En un encuentro con periodistas, Lacayo, yerno de la presidenta Violeta Chamorro, reconoció la existencia de tensiones dentro del grupo que hipotéticamente sostiene al Gobierno, la Unión Nacional Opositora (UNO), formada por los 14 partidos políticos que hace 18 meses le arrebataron el poder a los sandinistas. Para el ministro de la Presidencia, que ejerce prácticamente como primer ministro, algunos dirigentes políticos de la UNO están desobedeciendo los acuerdos alcanzados con el Gobierno para conducir al país a una política de reconciliación nacional.

Lacayo se refería en concreto a algunos dirigentes de la UNO, como el alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, que pretende llevar a los tribunales al ex presidente Daniel Ortega bajo la acusación de terrorismo, o su propio cuñado y presidente de la Asamblea Nacional, Alfredo César, empeñado en sacar adelante la explosiva ley de la propiedad, con el fin de que los sandinistas se vean obligados a devolver las propiedades del Estado, especialmente sus residencias particulares, en las que permanecen.

La ley ha sido vetada por la presidencia de la República, pero ese veto debe ser examinado por la Asamblea Nacional. El Gobierno y el Frente Sandinista están en contra, pero la UNO tiene la mayoría en la Cámara, aunque en las últimas horas se han producido fuertes discusiones internas que aventuran divisiones de votos. Para el Gobierno, no sólo se trata de una ley inconstitucional, sino de un detonante que puede provocar una peligrosa crispación de los sandinistas.

El principal problema del Gobierno nicaragüense, que se ha ido desplazando hacia el centro tras un año en que tanto los sandinistas como la UNO estuvieron en posiciones extremas, es hoy la búsqueda de la distensión. "El Gobierno tiene que actuar de forma especial porque las condiciones políticas de Nicaragua son difíciles y se caracterizan por una polarización irracional. Tenemos que aprender a vivir juntos", dice Lacayo.

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