El resurgir del nazismo marca el segundo aniversario de la caída del muro de Berlín
El segundo aniversario de la caída del muro de Berlín estuvo marcado ayer por la confirmación del resurgimiento de la extrema derecha y por la perspectiva de enfrentamientos entre grupos neonazis y los participantes en las numerosas manifestaciones que tuvieron lugar para protestar contra la epidemia de violencia protagonizada por estos grupos contra los extranjeros.
Las BGS, las fuerzas de élite de la policía alemana, habían acudido en ayuda de los desmoralizados agentes locales en las localidades de Halle y Leipzig, en la ex RDA, donde los partidos de extrema derecha convocaron manifestaciones para conmemorar el otro aniversario que también se celebraba ayer, el de la infausta noche de los cristales rotos, de 1938, cuando tuvo lugar el gran pogromo contra los judíos en Alemania, auspiciado por el régimen hitleriano.El Partido Nacional Democrático (NPD), el más clásico de los partidos neonazis, y la Lista Nacional consiguieron que un juez de la ciudad de Halle, en Sajonia-Anhalt, anulara la decisión de la policía local de prohibir la manifestación a la que habían convocado a "las fuerzas y personas leales al Imperio alemán". Al cierre de esta edición la policía germana, que había desplegado 1.300 hombres en Halle, detuvo en esta localidad a 110 personas, todas ellas militantes neonazis o de extrema izquierda, que destrozaron vehículos y atacaron a transeúntes, amén de enfrentarse entre ellos en diversos barrios de la ciudad.
Espera en Leipzig
En Leipzig, donde sí se mantuvo la prohibición por la policía de una manifestación convocada por el Partido Libre de los Trabajadores (FAP), de extrema derecha, era donde se esperaban mayores incidentes. Líderes neonazis insistieron en varias llamadas a las autoridades locales sobre su intención de celebrar la manifestación pese a no estar autorizada. Sin embargo, a última hora de la tarde de ayer optaron por desplazarse a Halle, donde se han registrado los mayores incidentes.En Berlín, una manifestación muy numerosa contra el racismo y la xenofobia, que partió de diferentes puntos de la ciudad para congregarse frente a la puerta de Brandeburgo, transcurría sin incidentes a últimas horas de la tarde. La policía, sin embargo, no descartaba la posibilidad de que grupos de extrema derecha intentaran buscar pelea tras la caída de la noche. La presencia de conocidos militantes de extrema izquierda en la capital alemana añadía pólvora al asunto.
En Francfort, Colonia, Dusseldorf, Bonn y numerosas ciudades alemanas, tuvieron lugar manifestaciones similares contra el racismo, sin que se produjeran incidentes. Los ataques contra extranjeros, y especialmente contra los albergues donde viven los peticionarios de asilo político, siguieron a su ritmo habitual. La noche del viernes al sábado, fue incendiado uno de estos hostales en Ladebow, unos 150 kilómetros al norte de Berlín, cerca de la costa báltica. También en Greifswald, en la misma zona, fue atacado con piedras otro de estos albergues. De hecho desde mediados de septiembre no ha habido día en que no se produjera al menos un incidente contra extranjeros en Alemania.
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