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COMUNICACIÓN

Profundas diferencias entre los Doce sobre emisiones de televisión por satélite y cable

Los Doce mantuvieron ayer en Bruselas un fuerte enfrentamiento de intereses sobre las futuras normas de transmisión televisiva por satélite y cable. La nueva directiva sobre la obligación de aplicar de manera transitoria la norma D2-MAC como una etapa preparatoria de la televisión de alta definición es contestada por una mayoría de países, entre ellos España. Tan sólo Francia, Holanda y Alemania, por las ventajas industriales que ven en el proyecto de la Comisión Europea, lo apoyan.

Europa aspira a disputar a Japón la tecnología y el mercado fabuloso de la televisión de alta definición, que incoporará mayor definición (1.650 líneas en lugar de las 625 actuales) y una presentación en un formato con la proporción 16 por 9 (Panavisión). Sin embargo, el camino de imponerse a las tecnologías alternativas, que los japoneses ya tienen desarrolladas y los estadounidenses están investigando, no parece claro. Los intereses encontrados de los países comunitarios que, como Francia, Alemania y Holanda, tienen una industria productora competitiva, con los de los que tienen sólo consumidores no permiten dar vía libre al proyecto concebido por la Comisión Europea. De momento, los Doce han fijado un nuevo consejo extraordinario de telecomunicaciones, el próximo 5 de diciembre, para intentar llegar a un acuerdo. Para el consenso hará falta flexibilizar y modificar el actual proyecto.Lo que está en discusión no es el proyecto de alta definición, que todo el mundo acepta, sino las normas de transmisión televisiva por satélite. La CE propone una fase de adaptación transitoria en la que sería obligatorio utilizar la norma D2-MAC,que implica incorporar decodificadores a los emisores y a los aparatos o antenas parabólicas receptoras. Es decir, un mayor coste para productores y consumidores. Cuando la alta definición sea ya una televisión comercializada, a partir de 1995, la norma definitiva (HD-MAC) se impondría. La razón de la división de opiniones radica en la caída de un mito de la televisión europea de alta definición. Ni los aparatos actuales serán capaces de recibir esos programas de mayor calidad (necesitan un decodificador, cuyo precio superará las 10.000 pesetas), ni los nuevos serán accesibles para la mayoría. El precio estimado en una producción masificada será superior al doble de los actuales televisores.

Experimentos en España

España será en 1992 el país de experimentación de la alta definición con ocasión de los Juegos Olímpicos y de la Expo-92. Para ello, contará con 100 equipos cedidos por la CE para mostrar el progreso televisivo. Sin embargo, se opone a la obligatoriedad de la norma transitoria "en defensa de los intereses de los consumidores", según manifestó el ministro José Borrell. "En España no existe, ningún radioemisor capaz de emitir con D2-MAC, ni ninguna parabólica o receptor capaz de recibirlo, y no queremos que existan diferencias de costes para los satélites que tendremos con respecto a los actuales", señaló el ministro. Además, defiende una directiva flexible y abierta a cambios tecnológicos, en lugar de un texto para los próximos 10 años, como defiende la Comisión Europea. El problema es que la vigencia de la actual directiva de la CE finaliza este año y los Doce necesitan aprobar algo para no caer en el vacío jurídico.El Consejo de Ministros de Telecomunicaciones de la CE alcanzó un acuerdo sobre la implantación del código 00 como acceso a la red internacional en todos los países de la Comunidad. Para España implica la sustitución del actual código 07 e impone transformaciones a Telefónica. Para dar tiempo a las adaptaciones necesarias en seis países comunitarios, la decisión no será obligatoria hasta el 1 de enero de 1999. También fue adoptada una resolución para armonizar la liberalización de las telecomunicaciones por tierra y mejorar el sector espacial. Fue aprobada la directiva sobre alquiler de líneas telefónicas para transmisión de datos digitalizados. Según Borrell, ello, significará el abaratamiento de las líneas que Telefónica alquila a las empresas para la conexión entre ordenadores.

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