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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Final abierto

MADRID NO sólo ha sido la sede de la primera fase, pública y multilateral, de la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo, que concluyó el viernes pasado, sino que, en las intensas negociaciones que se han desarrollado hasta la madrugada del lunes en nuestra capital, se han dado nuevos pasos positivos importantísimos. Los encuentros bilaterales, que deben constituir la segunda fase de la conferencia, han podido iniciarse en Madrid. En el caso del encuentro Israel-Siria, estuvo a. punto de fracasar. No obstante, al final tuvo lugar. A pesar de que no ha sido posible aún el acuerdo sobre el lugar y las fechas en que continuarán las reuniones bilaterales, el hecho de que Ya se hayan iniciado en Madrid tiene una gran trascendencia. Se ha sentado el precedente de que el diálogo es posible.Si se recuerda que la mayoría de los observadores consideraba que el mero cumplimiento del orden del día de la sesión plenaria, sin que ninguna de las delegaciones se levantara de la mesa antes de tiempo, ya constituía un éxito, está claro que se. ha ido más allá de esas expectativas. Los logros principales de la primera sesión pública de la conferencia han sido de doble naturaleza. En el capítulo de los formalismos debe destacarse el hecho en sí de que la fase multilateral haya llegado a su final sin mayores incidentes que las exageraciones verbales o gestuales de sirios e israelíes. También fue revolucionario ver a la delegación palestina sentada a una mesa con la israelí. Fue importante asimismo comprobar que los copatrocinadores -Estados Unidos y la Unión Soviética- y los observadores parecían haber acordado actuar discretamente y al unísono para no estorbar el progreso de las negociaciones.

En el apartado de los logros de fondo, debe consignarse por encima de todo la consagración. de la idea del intercambio de paz por territorios. Pues ese significado debe darse a la fórmula de Bush según la cual es preciso hallar una solución basada en la justicia y la seguridad (la devolución de los territorios ocupados por Israel en 1967 a cambio de que se le garantice vivir detrás de fronteras seguras).

Hasta ayer era impensable invocar las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad y utilizarlas como base de conversaciones: su contenido era considerado anatema por las autoridades israelíes. Pero los representantes judíos, cediendo evidentemente a las presiones norteamericanas en pro de un compromiso territorial, aceptaron de pronto que ése es el núcleo de la negociación futura. Tiene un significado especial el hecho de que sea precisamente en el comunicado del encuentro bilateral entre israelíes y palestinos donde figura esta referencia a las resoluciones de la ONU. Ello permite abrigar esperanzas para las discusiones futuras del problema palestino, a pesar de las dificultades que suscitarán sin duda las diversas interpretaciones de dichas resoluciones. De todos los posibles ganadores, tal vez el que merece mayores parabienes es el pueblo palestino. No sólo ha conseguido la delegación que le representaba sentarse a la mesa de la conferencia prácticamente como grupo separado, como nación, con la aquiescencia de Israel. Lo más interesante de la delegación liderada por Haidar Abdul Shafi les su moderación. Casi puede decirse que a la mesa de negociaciones de Madrid ha acudido una nueva burguesía palestina que utilizaba un discurso mucho menos radical que el del aparato de la resistencia encarnado en la OLP, que dirige Yasir Arafat. Palestina ha tomado la dirección de las negociaciones. La alocución de Arafat anteayer en Túnez (con virulento ataque contra la conferencia y los enemigos de los árabes incluido) revela cómo es de severa su erosión política. Su nueva alianza con Siria, el antiguo enemigo, en lo que puede aparecer como un frente de rechazo de la conferencia, resulta muy significativa:

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Acudiendo a Madrid y accediendo a hablar con sus enemigos tradicionales, Israel ha dado un paso de gigante por sacudirse el complejo de persecución que ha estado en el trasfondo de muchas de sus actitudes en los últimos 40 años. Conforta ver su capacidad para ajustarse a las necesidades del nuevo momento de la paz. Sin embargo, es radicalmente censurable que, mientras se sentaba en la capital de la paz, su aviación se dedicara a tomar venganza contra refugiados palestinos del sur de Líbano por los actos de unos cuantos terroristas locos. Empeoraba así el tratamiento futuro de los problemas que han resultado ser los más intratables: los de las relaciones con Siria y con Líbano. Israelíes, sirios y libaneses tienen ahora la obligación de garantizar su presencia en la siguiente ronda negociadora. Y ello se logra difícilmente con ataques de la aviación, de los terroristas o incluso de las palabras.

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