"La URSS sigue siendo una gran potencia"
Borís Pankin no tiene el carisma personal de Edvard Shevardnadze, pero también es cierto que le ha tocado ocupar el cargo de ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética en un momento mucho más difícil. Este antiguo director del periódico de las Juventudes Comunistas y ex embajador en Suecia y Checoslovaquia no es sólo un gran recaudador de ayuda internacional. Él intenta también mantener a la URSS como Una gran potencia mundial. Ése es el sentido de su presencia en Madrid: demostrar que la participación soviética evita el predominio absoluto norteamericano y ayuda a la paz en Oriente Próximo.
Borís Pankin asegura que no se ha sentido decepcionado, por el carácter radical de las primeras intervenciones en la conferencia de paz. "No se puede olvidar que las dos partes estaban tan lejos que hasta ahora era imposible pensar siquiera en la posibilidad de que pudieran sentarse juntos. No me sorprende la dureza de las primeras intervenciones; nadie las esperaba blandas. Las partes tenían que presentar sus posiciones, y la lógica de estas conferencias es que cada parte exponga su posición de la manera la más dura posible. Lo importante es que no ha habido ninguna sorpresa inesperada. Si uno lee atentamente todos los discursos pronunciados, y siendo un optimista, como yo soy, se podrían encontrar entre renglones señales prometedoras."P. Hablemos de la última cumbre Bush-Gorbachov. Me pareció, al concluir el encuentro, escuchar bonitas palabras pero con pocos resultados.
R. Esta cumbre hay que evaluarla desde un punto de vista diferente a las anteriores. Se han hecho más frecuentes. Nadie plantea la tarea de conseguir algo histórico. Se plantea la discusión sobre las cosas cotidianas y sirven para entenderse mejor uno a otro.
Desarme nuclear
P. Un tema clave de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS en estos momentos es el. desarme nuclear. ¿En qué se ha avanzado recientemente en este terreno?
R. Yo lo llamo metafóricamente la carrera del desarme nuclear. El presidente Bush ha hecho un desafío pacífico al presidente Gorbachov con su propuesta sobre el desarme nuclear unilateral, y sobre todo en la esfera que antes no se tocaba, la esfera de las armas nucleares tácticas, que son posiblemente las armas más peligrosas porque el acceso a ellas es mucho más fácil. Este desafío pacífico de Bush ha sido la respuesta al desafío democrático que antes había hecho nuestro país. Ambos desafíos han permitido que nuestros países se vean hoy no como rivales sino como potencias amigas. En ocho días -los que tardó Gorbachov en responder a Bush- se recorrió un camino más largo que el que se había recorrido en 40 años.
P. ¿Pero se ha avanzado algo en Madrid?
R. En la reunión de Madrid se intercambiaron ideas y mensajes. Ya hemos empezado la tarea y hemos analizado el trabajo futuro. Hemos elaborado el calendario. Nos hemos puesto de acuerdo en la creación del Grupo de Estabilidad Estratégica, que estará encabezado por personas de alto nivel por parte de ambos países; por nuestra parte será YakovIev, y, por parte norteamericana, el consejero nacional. de seguridad, Brent Scowcroft, quienes empezarán a reunirse a mediados del mes de noviembre, parece que en Estados Unidos.
P. ¿Qué hablaron durante la cumbre Gorbachov y Bush en relación con las dificultades internas por las que atraviesa la URSS?
R. Se discutió en particular lo que podían hacer Estados Unidos y el Grupo de los Siete en cuanto a la ayuda a nuestro país en un momento decisivo para nuestra democracia.
P. Después de escuchar a Gorbachov en Madrid uno se queda con la impresión de que la situación en su país es verdaderamente dramática.
R. Sí, fue una evaluación dramática, pero no pesimista. Lo que pasa ahora en la Unión Soviética es el proceso dramático de la transición de las estructuras autoritarias a las democráticas. Ustedes, en España, lo conocen por propia experiencia. No han entrado todavía a funcionar las nuevas estructuras y surgen los problemas humanos. Se producen carencias de productos de primera necesidad como consecuencia del paso a un sistema de liberalización de los precios. Los pueblos no suelen aceptar estas dificultades, aunque los políticos las entienden, y lo ha dicho el señor Yeltsin cuando advirtió que la situación mejoraría más tarde. Pero una persona corriente que debe hacer cola, que debe dar de comer a su familia, no lo acepta, sobre todo en las grandes ciudades. Por eso no se puede excluir la posibilidad de algunas tensiones.
Por eso hago un llamamiento al mundo occidental rico para contribuir con su ayuda durante este periodo de transición, antes de que empiece a funcionar el mercado en nuestro país, antes de que empiece a trabajar la empresa privada y los mostradores estén llenos de mercancías. Por eso digo que la situación es dramática pero que no soy pesimista. Si todos se dan cuenta de estas dificultades, si se buscan caminos para ayudar a nuestro país, no habrá tanta preocupación.
P. ¿Existe peligro de un nuevo golpe en la URSS?
R. Creo que no, pero lo que le he dicho puede ocurrir. Por eso es tan importante la colaboración de otros países.
P. ¿Cree que el presidente Yeltsin tiene una posición constructiva?
R. Sí, creo que sí. Aunque las medidas que ha puesto en marcha son muy radicales y puede ser que acrecienten este peligro de tensiones en la Unión Soviética, sus decisiones van en la dirección correcta. Las posiciones de Gorbachov y Yeltsin no siempre son coincidentes, pero no se puede pintar a Yeltsin como blanco o negro.
P. ¿Qué quiere decir con eso?
R. Que las propuestas de Yeltsin no se pueden evaluar como blanco o negro, como totalmente buenas o malas.
Una gran potencia
P. ¿Sigue la Unión Soviética siendo una gran potencia?
R. Hemos sido, somos y seguiremos siendo una gran potencia. Es un imperativo que está dictado por todo el mundo. En el momento en que me hice cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores viajé por muchos países, me entrevisté con muchos líderes y todos me dijeron: resuelvan los problemas internos como quieran, pero sigan siendo una gran potencia porque los necesitamos. Muchos no quieren que haya solamente una potencia. Pero no es sólo una cosa del deseo personal de algunos; es una necesidad objetiva, es del interés de nuestro país y de todos los pueblos. Por eso pido que todos se adhieran a este llamamiento, porque es más fácil superar las dificultades conjuntamente.
P. ¿Es usted ruso?
R. Sí.
P. ¿No siente, entonces, contradicciones entre servir a Gorbachov o servir a Yeltsin, entre representar a Rusia o a la Unión Soviética?
R. Nunca he tenido ninguna contradicción. Soy internacionalísta. Siento un gran amor por todos los pueblos de nuestro país; puedo simpatizar o no con algunas personas en concreto, pero no tengo ningún resentimiento hacia otros pueblos.
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