El PP acusa al Gobierno de Leguina de no respetar otra vez el plazo de presentación de los presupuestos

Madrid - 01 nov 1991 - 00:00CET

El diputado popular y portavoz de Presupuestos y Hacienda en la Asamblea de Madrid, Antonio Beteta, ha señalado que el Gobierno regional, por segundo año consecutivo, ha incumplido la obligación legal de remitir a la Cámara regional, antes del 31 de octubre, el proyecto de ley de los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) para 1992, tal como establece el artículo 50 de la Ley de Hacienda de la Comunidad Autónoma de Madrid. En opinión de Beteta, este hecho, que es grave por sí solo, se ve agravado más aún por la circunstancia de que el presupuesto de 1991 está todavía sin aprobar, a dos meses de que finalice el año."El proyecto de ley de presupuestos para 1991", ha señalado el responsable en materia de presupuestos del PP, "ha tenido su entrada en el registro de la Cámara con casi 12 meses de retraso. Según él, esta circunstancia ha dificultado de manera extraordinaria y casi insalvable los proyectos de inversión, que son los que deben de contribuir a la mejora del nivel y calidad de vida de todos los madrileños".

Asimismo, Beteta ha mostrado su preocupación por el hecho de que en el momento que se apruebe el presupuesto de 1991 se hayan gastado más de dos tercios del mismo, aunque sólo el 26% de las inversiones.

Según Beteta, la deuda de la Comunidad sobrepasa los 30.000 millones de pesetas, cantidad que, junto con el déficit de las empresas públicas, está en el origen de los elevados costes financieros que han de abonarse con cargo a los presupuestos generales.

El Partido Popular entiende -según ha manifestado Beteta- que en esta coyuntura, teniendo en cuenta la reducción de las inversiones del Estado en Madrid cómo consecuencia del consabido recorte presupuestario, el Gobierno regional tendrá que hacer un esfuerzo de inversión en áreas como la vivienda y el transportesi se quieren cubrir las necesidades de los madrileños.

El PP tilda de continuistas los presupuestos para 1992 por el exceso de burocracia y la escasez de inversiones.

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