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LA CONFERENCIA DE MADRID

El Gobierno alemán pide responsabilidades por el escándalo del envio de armas a Israel

El Gobierno de Bonn reaccionó finalmente ayer, pidiendo responsabilidades, ante el escándalo protagonizado por sus servicios de espionaje, que intentaron enviar a Israel, camuflado como instrumental agrícola, un cargamento de material bélico de fabricación soviética procedente de la Volksarmee, el ejército del antiguo Estado alemán comunista.El incidente, sin embargo, destapó ante la opinión pública lo que venía siendo una práctica habitual entre el Mosad, los servicios secretos israelíes, y sus colegas alemanes del BND.

El pasado lunes, durante una inspección de rutina, la policía del puerto de Hamburgo descubrió que un cargamento a punto de ser embarcado con destino al puerto de Haifa, en Israel, e identificado como material agrícola, consistía en realidad en vehículos blindados, rampas de lanzamiento de cohetes, radares y otros artefactos bélicos de fabricación soviética, procedentes del arsenal de la Volksarmee. En principio se dijo que eran carros de combate, aunque luego se aclaró la confusión debida a que la mayoría de los vehículos se deslizaban sobre cadenas.

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El Gobierno de Bonn no supo que decir. Nadie estaba al corriente de la operación. El fiscal de Hamburgo decidió investigar sobre la legalidad de la operación, mientras que en las alturas se intentaba averiguar lo que había sucedido.

Intercambio de material

La explicación no llegó hasta el miércoles. Desde 1967, precisamente cuando se desarrolló la guerra de los seis días, la RFA e Israel empezaron a intercambiar material militar soviético para su inspección mutua. Naturalmente, la mayor parte de este material eran las piezas obtenidas por los israelíes de sus enemigos árabes.lsrael proporcionó así a los servicios de información occidentales, a través de Alemania, una importante materia prima para el estudio del armamento soviético. Todo cambió con el fin de la guerra fría y la unificación alemana.

Los israelíes decidieron pedira los alemanes unificados que les devolvieran el favor. Encontrar el material no era problema, había un ejército entero para escoger. Pero, para enviarlo, los cargos intermedios del BND optaron por la salida más fácil.

Parece que todo el mundo estaba al tanto, excepto la pequefia patrulla que se encarga de las inspecciones rutinarias y que, descubierto el hecho, en lugar de hacer preguntas en el puerto, optó por denunciarlo al fiscal de Hamburgo, armando el escándalo. Helmut Kohl ha reconocido la chapuza, ha pedido responsabilidades y ha asegurado que, a partir de ahora, estos envíos se harían con el conocimiento de los altos cargos.

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