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Una tierra para compartir

Al hacer casi imposible la inasistencia de Israel o de los árabes a la conferencia de la próxima semana en Madrid, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, ha logrado lo que nadie antes había conseguido: persuadir a árabes e israelíes para que se sienten a hablar de paz. ( ... )El hecho de que hayan sido necesarios 43 años y media docena de guerras para que inicien conversaciones todas las partes implicadas es una muestra grotesca de la manera en que los seres humanos. resuelven sus problemas. Pero el que hayan acordado sentarse a negociar requiere una explicación. En parte, laexplicación es que EE UU, al reflexionar tras el fin de la guerra fría, ha perdido la paciencia con el Likud y sus aspiraciones de un Gran Israel, y se ha decidido a obligarle a buscar un compromiso.

En parte se debe a la sutileza de Baker, que, desde el fin de la guerra del Golfo, ha pasado meses tratando de privar metódicamente a cada parte de sus excusas habituales para ser intransigentes.

Pero la principal explicación tiene que ver con algo que se inventó en los años veinte; su inventor, el sionista conservador Vladímir Jabotinski, lo denominó el muro de hierro. ( ... ) Según él, el sionismo sólo avanzaría al resguardo de un muro de fortaleza militar. Llegaría un día en que los árabes aceptarían que este muro es impenetrable y aprenderían entonces a convivir con el Estado israelí. (... )

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27 de octubre

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