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LA CONFERENCIA DE MADRID

España convence a los países mediterráneos de que apoyen la 'cumbre' sin participar

La habilidad del ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordoñez, y de la delegación española evitó ayer en Argel un traspié que hubiera complicado la cumbre de Madrid, al hacer comprender a los otros nueve países del Mediterráneo occidental, del grupo 4+5+1 (Argélia, Túnez, Marruecos, Libia, Mauritania, Malta, España, Francia, Portugal e Italia), que se debía apoyar la conferencia de paz sobre Oriente Próximo y ponerlo explícitamente así en el comunicado final, pero, sin tomar parte y sin atentar contra la independencia y neutralidad del Gobierno español, anfitrión de la reunión.

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Los 10 ministros de Asuntos Exteriores del Mediterráneo occidental, reunidos durante el pasado fin de semana en Argel, se vieron ayer por la mañana sumidos en un duro debate, al examinar el punto número 12 del comunicado final, en el que se explicitaba el apoyo a la conferencia de Madrid. Los países magrebíes habían dejado sobre la mesa una propuesta de apoyo en la que de una manera firme se alineaban con la causa palestina, en perfecta concordancia con sus posiciones políticas y con las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores argelino, Lajelar Brahimi, quien en la apertura de la reunión había hablado de la necesidad de que Europa se mostrase menos tolerante con Israel.La representación de Madrid, encabezada por Fernández Ordóñez, vislumbró el escollo y planteó de manera abierta a los otros ministros de Exteriores la necesidad de buscar una fórmula que no le comprometiese y no pusiera en peligro la conferencia de paz. El ministro español abogó por una fórmula aséptica y conciliadora, muy diferente a la magrebí.

Moderación libia

Los argumentos de Fernández Ordoñez fueron comprendidos por todos los ministros y, paradójicamente, y de una manera excepcional, por la delegación libia, que por razones totalmente diferentes reclamaba asimismo un texto vago e impreciso, en consonancia con su escepticismo y sus críticas hacia la conferencia de Madrid. Finalmente, los reunidos aprobaron un texto de apoyo legal a la conferencia, bandeando los posicionamientos pro palestinos.Le la delegación italiana, por su bparte, repartía en este momento crítico de la conferencia y entre la prensa un lacónico comunicado en el que se recordaba la posición de su país con respecto al conflicto de Oriente Próximo y se señalaba que su postura era tajante y clarividente, de acuerdo con la de la CE.

La actitud italiana sorprendió a los periodistas que esperaban en los pasillos e hizo sospechar que el debate a puerta cerrada era mucho más duro de lo que habían señalado los portavoces.

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Pero este no fue el único problema con el que se enfrentaron los 10 ministros de Exteriores del Mediterráneo occidental. Sobre la mesa se encontraba, asimismo, otro punto polémico, que hacía referencia al embargo y las, sanciones decretadas por la CE contra Libia en 1988 y cuyo levantamiento viene siendo reclarnado por los países del Magreb. Los cuatro países de la CE soslayaron el debate y remitieron el tema a la reunión que la Unión del Magreb Árabe y la CE mantendrán el próximo 121 de noviembre en Bruselas.

Al margen de estas dos cuestiones puntuales, el Grupo (de los Diez puso ayer en marcha algunos de los estudios previos de cooperación regional, sobre todo los referidos a la financiación de la deuda, a la seguridad y a la emigración.

Con respecto a este último punto hubo un claro forcejeo: mientras los representantes magrebíes reclamaban una carta de derechos para los trabajadores inmigrados en Europa, los representantes de la CE acabaron imponiendo una cumbre de ministros de trabajo.

Pero en lo que sí hubo perfecta sintonía fue con respecto a la cumbre presidencial que los Diez celebrarán el próximo año en Túnez. Todos dieron su asentimiento, y el ministro de Asuntos Exteriores español recalcó que había que prepararse muy bien y que no se podía ir de una forma improvisada.

Asimismo, se reclamó reflexión con respecto al proyecto de una conferencia de seguridad en el Mediterráneo similar a la formada en Europa.

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