Tel Aviv no cree que se consiga la paz
La dirección de la radio israelí ha instruido a los programas musicales para que no emitan demasiadas canciones de paz durante la conferencia de Madrid, para "no crear un clima de euforia entre la población".Una precaución inútil. La conferencia suscita interés, pero muy poco entusiasmo en Israel. Es poco comparable a lo que ocurrió con Camp David en 1979. Assad no es Sadat y su ministro de exteriores, Faruk Shara, ha llegado a afirmar -sin ser invitado- que jamás estrecharía la mano de David Levy, su homólogo israelí, en Madrid. Por añadidura, el primer ministro Isaac Shamir no es Menajen Begin, y sus reticencias, su desconfianza, no son hechos que insufien esperanzas.
"Será un circo. El domador americano logrará seguramente hacer saltar al león israelí y a los tigres árabes por los aros en llamas. ¿Pero hacer la paz entre ellos? Eso es mucho pedir", afirma el sastre Menache de 71 años en su peculiar visión de la conferencia. A la pregunta de porqué, el sastre responde: "leones y tigres obedecen, quizá, al domador. Pero nadie les puede obligar a entenderse entre ellos".
Cerca de una tienda callejera en la que se vende comida típica un grupo de israelíes omparaba los méritos respectivos de Shamir y Levy. Rivka, de 42 años, empleada de correos sólo se fía del primer ministro. "Con Shamir está en las negociaciones, yo estaré tranquila, porque habla poco y es un hombre fuerte, de carácter. Nadie le impresiona. Podemos contar con él para defender Israel frente a los árabes, que sólo piensan en como quitarnos los territorios, sin hacer la paz"·.
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