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La OTAN retira el 80% del arsenal nuclear europeo

Soledad Gallego-Díaz

ENVIADA ESPECIAL La OTAN aprobó ayer en Taormina (Sicilia) el mayor recorte armamentista nuclear de su historia al eliminar el 80% del arsenal táctico en Europa. Los ministros de Defensa del Grupo de Planes Nucleares de la OTAN (todos menos el de Francia, que no pertenece a la estructura militar aliada) adoptaron la medida a la sombra de la agria polémica sobre el propio futuro de la Alianza y la propuesta franco-alemana de dotar a la Comunidad Europea de una política y unos instrumentos de defensa independientes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

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Los ministros de Defensa de la OTAN ratificaron la decisión norteamericana anunciada por el presidente George Bush el pasado 17 de septiembre de retirar todas las piezas de artillería con carga nuclear almacenadas en Europa así como los misiles Lance, de corto alcance. Aunque todos los portavoces de la Alianza presentaron la redución, que supone un 80% de las 3.000 cabezas actualmente instaladas en Europa Occidental, como una decisión histórica lo cierto es que se trata de un acontecimiento de caráter político, pero sin ninguna repercusión militar.

Las armas de corto alcance son hoy perfectamente inútiles: están diseñadas para ser utilizadas contra grandes y hostiles concentraciones de tropas del Pacto de Varsovia en alguno de los países vecinos de Alemánia un escenario tan improbable hoy día como el aterrizaje de naves marcianas.

Más interesante ha sido la propuesta aliada, tambien aprobada ayer, de reducir el número de las llamadas bombas nucleares de gravedades decir, las que se encuentran almacenadas en aeropuertos listas para ser arrojadas desde aviones. Aunque oficialmente la OTAN no facilita datos, medios oficiosos calculan estas bombas en un número de 900 a 1.300. Los aliados no están dispuestos a retirarlas completamente porque creen que es necesario mantener en Europa un cierto nivel de "respuesta flexible" nuclear, pero han acordado reducir su número en un 50% aproximadamente.

La reunión de los ministros de Defensa no alcanzó la brillantez que ellos esperaban, no sólo por los escasos efectos militares de sus decisiones, sino también porque coincidió con la polémica sobre las relaciones entre la OTAN y una eventual política de defensa en la CE.

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La carta enviada por el presidente François Mitterrand y el canciller Helmut Kohl a sus colegas de los Doce causó suficiente conmoción y confusión en medios atlánticos como 'para que nadie se acordara del orden del día y todo el mundo pidiera explicaciones al representante alemán.

Un portavoz español reconoció que, por primera vez en la historia de la Alianza, se ha hablado en una reunión ministerial de temas que afectan a la Unión Europea Occidental (UEO), entidad estrictamente europea que París y Bonn quieren convertir en brazo armado de la CE.

Gerhard Stoltenberg, el ministro alemán, se esforzó por suavizar el impacto de la declaración franco-alemana, especialmente ante su colega norteamericano, Dick Cheney. Según él, Francia tiene razón cuando defiende que no se pueden dar pasos para la unión económica y política europea si se deja de lado la política exterior y su corolario Inevitable, la política de defensa. El problema reside en que la defensa colectiva europea ha estado confiada hasta ahora a la OTAN, una organización que lidera sin tapujos Estados Unidos y en la que precisamente Francia sólo está presente de forma política. Según el ministro alemán, hay que coordinar los dos aspectos, OTAN y CE, a fin de que pueda existir una defensa europea sin menoscabo de la llamada "vertiente atlántica", es decir, la preeminencia norteamericana en, la OTAN.

"Nuestra propuesta", aseguró Stoltenberg, "debe ser considerada como una aportación y está sometida a debate". No aclaró, sin embargo, si dentro de la CE o de la OTAN. En cualquier caso, sí dejó perfectamente claro que para Alemania el tratado hacia la unión europea (que discutirán los Doce el próximo mes de diciembre en Maastricht) debe ineludiblemente contener los aspectos de defensa y no de forma retórica, como pretenden británicos e italianos.

Stoltenberg insistió en que ni Alemania ni nadie pretenden debilitar a la OTAN. Según fuentes alemanas, las tropas que Bonn destine a un eventual y futuro ejército europeo estarán también adjudicadas a la Alianza, es decir, llevarán lo que en la OTAN se llama doble gorra. Cuando se trate de una crisis prevista por la Alianza Atlántica, funcionarán bajo mando aliado" y cuando se trate de otro tipo de conflicto, bajo mando europeo. El ministro español de Defensa, Julián García Vargas, aseguró que en la mayoría de los países se da el mismo problema (unidades con cometidos distintos, por lo que la consulta de la OTAN y la CE será necesaria), pero negó que la Comunidad tuviera que "subordinar sus acciones a la autorización de la Alianza". "Eso restaría credibilidad a la unión política", agregó.

"Todo está todavía sin definir", reconoció el ministro alemán, para quien lo más importante es que habrá que encontrar soluciones tácticas a toda velocidad, porque la nueva estrategia de la OTAN debe quedar aprobada en la cumbre de noviembre y la de la CE, en diciembre, pero ambas deben partir de la idea de que existirá tina defensa europea.

En una conferencia de prensa posterior, el ministro británico de Defensa, Tom King, criticó radicalmente la propuesta franco-alemana y se mostró desesperanzado sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de diciembre. Por su parte, García Vargas defendió la propuesta de Bonn y París y aseguró que es imprescindible dotar a la unión europea de medios propios de defensa. El ministro español explicó que Cheney se mostró comprensivo, aunque preocupado por la posibilidad de que se perjudique la cohesión de la OTAN.

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