Intereses creados
La bajada de tipos se congela hasta que se absorban los efectos de la subida del IVA
Cuando el pasado lunes se hizo público el Índice de Precios al Consumo (IPC) del mes de septiembre, las voces de los reactivadores se volvieron a alzar pidiendo tipos de interés más bajos. "Hemos conseguido situar nuestra inflación en los niveles de 1988", decían desde distintos foros, "es el momento de impulsar la economía y para ello hay que situar nuestras tasas de interés en los niveles de los países más desarrollados".
Esta euforia del sector privado se encontró, sin embargo, con la respuesta tajante del gobernador del Banco de España y del propio ministro de Economía que, desde la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Bangkok, enviaban mensajes claros. Mariano Rubio repetía su eterna letanía de que "no hay que abandonar la restricción monetaria por el momento", y Carlos Solchaga se unía en esta ocasión a la línea de la prudencia, al que "es imprescindible mantener una política monetaria vigilante". Aun que el ministro precisaba que "eso no quiere decir que en España no vayan a bajar los tipos de interés". Uno y otro manejan más información que el resto de los agentes económicos y cuando ellos insisten en que hay que ser prudentes, por algo será.
Informes preocupantes
Y ese algo está en los papeles internos que circulan en los despachos de los números 9 y 50 de la calle de Alcalá de Madrid (sedes del Ministerio de Economía y Hacienda, y del Banco de España, respectivamente). Según los últimos informes oficiales, el incremento de los tipos del impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y de los Impuestos Especiales (alcohol, tabaco y carburantes), tendrá un efecto importante sobre la inflación durante los dos primeros meses de 1992, que se cuantifica en 0, 8 puntos según el banco emisor y 0,9 según Economía. Quiere esto decir que todo lo conseguido en contención de precios durante 1991 se perderá de un día para otro por las necesidades recaudatorias del Presupuestos de 1992.
Tanto en el Ministerio de Economía y Hacienda, como en el propio Banco de España, se ha cogido como modelo la política monetaria restrictiva aplicada en el último trimestre de 1985, como medida precautoria ante la entrada en vigor del Impuesto sobre el Valor Añadido, el 1 de enero de 1986. Las medidas adoptadas entonces consiguieron contener la inflación en 1986 y aun así el efecto fue superior a los dos puntos, teniendo en cuenta que el cambio del Impuesto sobre el Tráfico de Empresas y otras tasas eran inferiores al tipo medio del IVA del 12%.
A partir del 1 de enero de 1992, ese tipo pasa al 13%, mientras que los impuestos especiales sufren incrementos considerables, que llegan hasta 7 pesetas por litro en el precio de los carburantes. Además, el Gobierno sabe perfectamente que cualquier ajuste impositivo es aprovechado por fabricantes y distribuidores para subir los precios indiscriminadamente, amparándose en las nuevas obligaciones fiscales. Eso es, al menos, lo que ha venido sucediendo en los últimos años en España.
Ante estas previsiones, las autoridades económicas y monetarias parecen decididas a congelar la bajada de tipos de interés, por lo menos hasta el mes marzo.
Según fuentes oficiales, eso no significa que no puedan producirse pequeñas oscilaciones en el corto plazo, pero la caída no se producirá al mismo ritmo que en lo que va de año. En los nueve primeros meses de 1991, Economía redujo la remuneración de las letras del Tesoro (a 1 año) del 14,5% al 12,1%, mientras que el Banco de España hacía lo propio con el tipo de descuento oficial, que descendía del 14,7% al 12,6%. Los indicadores oficiales de tipos de interés caían más de dos puntos porcentuales, forzando además a que el mercado interbancario bajara sus tasas del 15,1% al 12,4%; es decir, 2,7 puntos.
Lo que se preguntan los operadores del mercado es si los niveles alcanzados son los óptimos para la actual situación de la economía española y, sobre todo, si la reducción alcanzada es suficiente en relación al resto de los países desarrollados. A este respecto, los datos del Banco de España muestran que el diferencial de tipos de interés reales (descontando la inflación) de España respecto a los principales países comunitarios se ha situado ya en niveles razonables. Cogiendo como indicador el tipo del mercado interbancario a tres meses, el diferencial real entre España y Alemania es de 1,7 puntos, mientras que con Francia se sitúa en 0,3, con Gran Bretaña en 0,7 y con Italia en 1,4.
La reducción de estos diferenciales sigue estando entre los objetivos de las autoridades económicas y monetarias españolas. Sin embargo, tanto Solchaga como Rubio muestran ciertas cautelas respecto a los logros obtenidos en la lucha contra la inflación. Sobre todo, teniendo en cuenta que la Mayoría de los países de la CE han conseguido mejores resultados que España en su política antiinflacionista.
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