"Me sigo considerando de izquierdas"
A Pollini le interesa todo. Su curiosidad es insaciable. Pregunta por la exposición de Monet en Madrid, por la vida musical de provincias en España, por el grado de felicidad de la sociedad española. La inquietud cultural le viene de lejos. Tras sus fulgurantes comienzos, se dedicó durante varios años al estudio del piano con Benedetti-Michelangeli y a "otras muchas cosas más". Los conciertos eran limitados, pues consideraba necesario profundizar en la esencia de la música.Con Claudio Abbado y Luigi Nono, entre otros, emprendió en los setenta la experiencia de vanguardia de acercar el lenguaje musical a los obreros en las fábricas. Escuchaban juntos la música, discutían sobre ella. Su compromiso con posturas de izquierda ("me sigo considerando un hombre de izquierdas", decía ayer mismo) le llevó a tomar postura contra la guerra del Vietnam o contra las dictaduras de América Latina. A finales de los setenta participó en Barcelona en una de las fiestas del PSUC.
Divo antidivo, considera que la cultura es la gran conquista de la humanidad y defiende, pausada y dulcemente, los valores de la libertad y la justicia.