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Washington y Moscú inician una misión conjunta para la paz en Oriente Próximo

Washington y Moscú inician esta semana una histórica misión diplomática conjunta para tratar de poner fin a cuatro décadas de conflicto en Oriente Próximo. El Secretario de Estado norteamericano James Baker está ya en El Cairo, primera etapa de su última gira de paz por la región. Su homólogo soviético, Borís Pankin, es esperado en Israel para una visita que podría generar el restablecimiento de relaciones con Moscú.

Si los pronósticos de analistas políticos son correctos, Estados Unidos y la Unión Soviética tratarán por última vez de persuadir al Gobierno israelí de que la paz en la región exige el respeto a la legalidad internacional: si Israel devuelve territorios árabes capturados por la fuerza, además de afirmar su seguridad, puede esperar beneficios politicos de Moscú y económicos de Washington. En caso contrario pasa a la categoría (le saboteador de la paz. Baker se encontrará el viernes en Jerusalén con su colega soviético Borís Pankin.La familiar escena de un James Baker descendiendo por las escalerillas del avión se repitió ayer en El Cairo, primera escala de la etapa más delicada de una misión que en los próximos días va a poner a prueba la voluntad de paz de árabes e israelíes.

En contra de las evaluaciones moderadamente optimistas, la octava gira de Baker comenzó bajo el signo de la incertidumbre. En realidad, muy pocas cosas han cambiado desde que pasara revista al borrador del plan de paz con los jefes de Estado árabes y el Gobierno israelí hace sólo algunas semanas. Los árabes insisten en la fórmula "territorios a cambio de paz". Los israelíes siguen resistiéndola con tenacidad.

Si Baker esperaba algún cambio en el panorama político de la región mientras volaba desde Washington, su aterrizaje en Egipto debió haber sido una decepcion. Para empezar, la oposición al plan de paz se mantiene invariable en Israel donde el primer ministro, Isaac Shamir, no sólo ha ignorado llamamientos para atenuar las tensiones en la región, sino que permanece impasible al furor internacional provocado por las misiones aéreas sobre Irak y la acción de los judíos que el jueves se apoderaron de propiedad árabe en el corazón de la parte oriental de Jerusalén.

Por otro lado, los palestinos siguen sin dar el si definitivo a la conferencia, mientras las conversaciones para acudir a las negociaciones de paz en una delegación conjunta jordano-palestina sólo han producido delaraciones ambiguas que denotan ausencia total de progreso. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) insiste que aún no ha recibido garantías esenciales para que los palestinos acudan a las negociaciones: la aceptación de la fórmula "territorios a cambio de paz", el estatuto de Jerusalén y el inmediato cese de asentamientos judíos.

Baker viajará desde El Cairo a Ammán, donde el Rey Hussein acaba de dar un vigoroso espaldarazo al proyecto de paz al manifestar que de su materialización depende la supervivencia misma del reino hachemita. Al advertir que no permitirá que desaveniencias internas en torno al proyecto de la conferencia desestabilicen el reino, el monarca ha enviado una categórica señal a los sectores musulmanes y de izquierdas que ven en el plan Baker una capitulación ante Israel.

Obstáculo principal

Una etapa menos expedita le espera a Baker mañana en Damasco. Siria ya ha aceptado el plan de paz, pero ante la intransigencia israelí ha vuelto a hablar de "preparativos de guerra" por parte de Israel, una visión proyectada por la prensa oficial siria que refleja un inesperado endurecimiento de posturas.La hora de la verdad, sin embargo, llegara cuando Baker se entreviste con Shamir, a quien Washington ya ha comenzado a ver como el principal obstáculo para la conferencia. Ayer se especulaba, sin embargo, con que Estados Unidos confía en la habilidad de la diplomacia moscovita para introducir un acicate en el seno del Gobierno israelí: durante una escala técnica en Irlanda, uno de los asistentes que acompañaba a Baker declaró a i la prensa que Borís Pankin podría anunciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas soviético-israelíes.

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