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El comunismo cubano se abre a los creyentes religiosos

En su segundo día de sesiones, el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobó la afiliación de los creyentes practicantes a la organización, tras una encendida defensa del presidente Fidel Castro de la noción de justicia social en la militancia cristiana de base. Esta medida, junto con la eliminación del secretariado del comité central, compuesto por Fidel Castro, Raúl Castro, Carlos Aldana, José Machado Ventura y Julián Rizo, ha formado parte de la reforma de estatutos aprobada ayer por los 1.800 delegados reunidos desde el jueves en Santiago de Cuba.

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La eliminación del secretariado, así como la de los suplentes a los cargos de todos los órganos de dirección, forma parte de las aspiraciones de desburocratización de la organización partidaria, objetivo reiteradamente declarado en el pasado reciente. La reforma de estatutos, defendida por Castro y un número significativo de delegados, tiene por objetivo acercar a la vida partidaria a la población de la isla.Fidel Castro presentó un dramático informe de las repercusiones comerciales del nuevo estado de las relaciones con la URSS.

En su mensaje al Congreso, Castro culpó de los males que padece actualmente Cuba tienen un único culpable a tenor de lo expuesto por Castro ante los 1.800 delegados que debaten la nueva estrategia del partido comunista para los próximos años: la Unión Soviética.

Para el líder cubano, la caída del bloque socialista, y lo que luego definió como el declive y la desintegración de la URSS, ha afectado a su país "de manera material directa" e incluso ideológicamente, porque la perestroika, cargada, según Castro, de palabras bonitas y enmascarada en la idea de que había que "perfeccionar el socialismo", provocó en sus comienzos tal confusión que llegó a geneirar la simpatía de muchos compatriotas.

"El baluarte del socialismo somos ahora nosotros mismos, y todos aquellos que en el mundo simpatizan con nuestra causa y admiran el heroísmo y la determinación de nuestro pueblo", agregó.

El comandante cubano, ante un displicinado auditorio que permaneció sin moverse de sus asientos durante su larga alocución en la sala del teatro Heredia, expresó su. tristeza porque "el campo soclialista se derrumbó, la clase obrera perdió el poder y se inició el camino de regreso al capitalisnio", todo ello en referencia a la Unión Soviética. "Nuestro pueblo soll tario, en medio de años y años de bloqueo, siguió su camino apoyado en aquellos sólidos pilares [el bloque socialista], y ahora tenemos que trabajar sobre las ruinas de esos pilares".

Un dramático balance

El momento más dramático de la intervención del líder cubano fue cuando, a modo de balance, hizo un detallado estado de las relaciones de la isla con la URSS, hasta el punto de que en su conclusión llegó a plantearse si para el próximo año Cuba tendría o no petróleo desu antiguo aliado. Dijo Castro que para 1990 se convinieron exportaciones soviéticas hacia Cuba en una cantidad estimada en 5.131 millones de rublos, que al llegar a diciembre se habían quedado estancadas en sólo 3.828 millones.

Estas cifras las acompañó con una explicación sobre la reduccion que ese mismo año se produjo con las exportaciones soviéticas de petróleo, de las que depende exclusivamente este país, de manera que fueron suprimidos tres millones de toneladas, "lo que obligó a realizar serios reajust es en la economía cubana por primera vez en la historia de las relaciones bilaterales".

Según Castro, éste ha sido el peor año en cuanto a la dependencia cubana de la URSS, que cifró prácticamente en un 95%. El precio del azúcar, que estaba siendo pagado por la URSS a 800 dólares la tonelada, fue drásticamente rebajado a 300, lo que limitó al Gobierno cubano a adquirir esencialmente combustibles y derivados, algunos alimentos y determinadas materias primas. La reducción obligó a eliminar la adquisición de todo tipo de maquinaria de bienes de equipo y elementos secundarios.

En este sentido, Castro recordó que la Unión Soviética, hasta mayo de 1991, lo único que ha cumplido relativamente es el suministro de crudos, en total 10 millones de toneladas de petróleo previstas para el año, incluidas en un convenio exclusivo para 1991, que sustituye los compromisos quinquenales.

Como dato significativo del deterioro de las relaciones comerciales, Castro indicó que al comienzo de la revolución el precio de una tonelada de azúcar equivalía al de casi siete toneladas de petróleo, mientras que hoy es equivalente al de sólo 1,4 toneladas de combustible. Con los brazos abiertos y apesadumbrado, exclamó ante la concurrencia: "Cosas veredes, mío Cid".

La revolución es irreversible

El presidente del Consejo de Estado cubano, Fidel Castro, pidió a los delegados que asisten al congreso que reflexionen sobre un tema que consideró vital: la irreversibilidad de la revolución. Dijo también que a Cuba no le iba a ayudar nadie en el mundo, por lo que reclamó soluciones nacionales desde "la unidad, el orden y el espíritu de lucha, y siempre bajo la dirección del partido, los principios marxistas-leninistas y la revolución"."Estamos aquí por nuestro valor y la decisión de luchar hasta la muerte, dispuestos a cobrarle el precio impagable al agresor si el imperialismo tratara de destruirnos", añadió el líder cubano. "El capitalismo no volverá a Cuba, pues a diferencia de la época colonial y neocolonial, hoy somos no un grupo sino un pueblo con decoro, que está contra cualquier independencia limitada". Para Fidel Castro, el retorno del capitalismo a Cuba significaría el fin de todos los avances sociales alcanzados durante la revolución: "No quedaría ni el polvo de los huesos de nuestros héroes, militares e internacionalistas. Por eso nuestra lucha significa salvar la patria, la revolución y el socialismo. Y quien intente apoderarse de Cuba sólo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre si no perece antes en la contienda".

En opinión del presidente del Consejo de Estado cubano, su país es el único con modelo socialista en medio de todo Occidente y de una parte de Oriente, y se refirió al odio que "sienten algunos al ver la capacidad de nuestra patria de aceptar el desafío, y de mantener en alto y defender sus banderas, las más justas y humanas que han existido en la historia de la humanidad".

Cohabitación con el aliado capitalista

F. O.Los 1.800 delegados del congreso del partido comunista cubano aplaudieron con énfasis a Fidel Castro cuando, en su larga alocución, concebida como "una contribuición inicial al debate", hizo una mención especial a la necesidad de sobrevivir en el interior de la isla en cohabitación con el aliado capitalista. Castro se refería a la política de inversiones mixtas que se desarrolla en la isla y que según él está provocando amortizaciones, especialmente en el sector turístico, en tres años y con reparto de beneficios al 50%.

Los ingresos que el turismo va a proporcionar a Cuba en 1992 se espera que alcancen los 600 millones de dólares, 200 más de los que se prevén para este año. Castro pidió comprensión a los delegados sobre lo necesario que es el turismo para las arcas del país, y dijo que la política de inversiones mixtas no está reñida con ninguno de los principios que abanderan el socialismo, el marxismo-leninismo y la revolución.

Precisamente, Castro tocó con el turismo uno de los temas más delicados y polémicos dentro la sociedad cubana, ya que mientras la ciudadanía está sometida a un riguroso desabastecimiento, el turista disfruta en la isla de todos los privilegios existentes, en un claro apartheid que limita el acceso de los locales a una serie de restaurantes, hoteles y centros de diversión que ofertan en divisas.

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