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Entrevista:Askar Akáyev | Presidente de Kirguizistán

"Las diversas etnias pueden convivir en paz"

LUIS MATÍAS ENVIADO ESPECIAL Askar Akáyev, admirador de Goya y de Cervantes, al que cita frecuentemente, recibe al enviado especial de EL PAÍS justo antes de reunirse con los dirigentes de las diversas etnias (hasta 80) de su república y en vísperas de las primeras elecciones presidenciales democráticas que hoy se celebran en esta república predominantemente musulmana, comicios en las que va a revalidar la jefatura del Estado.

Pregunta. ¿Cómo vivió las jornadas del golpe de agosto?

Respuesta. Con calma, pero muy preocupado por el destino de la democracia, la soberanía y la independencia de Kirguizistán, tan difícilmente conquistadas.

P. ¿Pensó que podía venirse todo abajo?

R. Nosotros queríamos implantar un régimen democrático de derecho y el Comité de Emergencia pretendía volver al antiguo régimen. Antes del golpe había Firmado con Borís Yeltsin, aquí en Bishkek, un acuerdo en el que kirguizos y rusos nos declarábamos hermanos y nos comprometíamos a ayudarnos en los momentos más difíciles. Llegada la ocasión, apoyamos plenamente a la Rusia democrática, con Yeltsin a la cabeza.

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P. Hoy se celebra en esta república una singular elección presidencial democrática, ya que sólo hay un candidato, usted.

R. Me siento algo incómodo por esta circunstancia, precisamente en los primeros comicios populares libres en Kirguizistán. Cuando fui elegido presidente en el Sóviet Supremo hubo 12 candidatos la lucha fue reñida. La situación de ahora es consecuencia de la revolución de agosto. El partido comunista, que se proponía presentar un candidato, apoyó a los golpistas y tuvo que abandonar el escenario político.

P. El 31 de agosto se proclamó la independencia de Kirguizistán, pero ¿qué contenido hay que dar a ese concepto?

R. La declaración no tiene aún valor legal, pero ha ejercido una fuerte influencia psicológica e ideológica en el pueblo y sirve para preparar la independencia real, que llegará tras aprobarse una ley en el Parlamento y someterla a referéndum. Si el resultado es positivo, empezaremos los trámites para entrar en la ONU.

P. Hará falta también una base económica.

R. Desde luego. Lamentablemente, nuestra república fue simplemente una fuente de materias primas para la antigua Unión. Estamos en pleno proceso de reforma para cambiar radicalmente la estructura productiva y convertirnos en fabricantes de productos elaborados e industriales. Queremos establecer vínculos con países extranjeros.

P. ¿Cree usted que debe mantenerse la Unión, aunque sea sobre bases diferentes a las de la URSS?

R. Debemos mantener tres acuerdos: el de la comunidad económica, aprovechando la experiencia de la Comunidad Europea; un tratado de defensa recíproca, con un Ejército común o tal vez según el modelo de la OTAN, y un acuerdo sobre colaboración humanitaria. En una segunda etapa podría surgir también una unión política.

P. El qozí [jefe espiritual de lo s musulmanes] de Kirguizistán se ha manifestado a favor de una república islámica. ¿Cree usted que existe esa posibilidad?

R. Nosotros apoyamos el resurgir de todas las religiones. La ideología comunista minó las bases morales de la sociedad y eso generó el aumento de la delincuencia, empeoró las relaciones humanas y contribuyó al estallido de conflictos étnicos. No queremos que el comunismo deje un vacío moral. Pero estamos en contra de cualquier tipo de fanatismo, y concretamente del fundamentalismo islámico. Nuestro objetivo es construir un Estado civil y democrático.

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