Qué lío
Un día Felipe González se subió a la tribuna de oradores, se dirigió a Fraga con admiración y dijo: "A usted le cabe todo el Estado en la cabeza" (parece que no se refería al estado de excepción). Fraga sonrió agradecido y satisfecho: era como estar frente a un hijo díscolo, que tiene ideas propias y quizá algo desviadas, pero no tanto como para no reconocer las virtudes -fundamentales del padre. Es decir, aquello iba más allá de lo que entendemos por cortesía parlamentaria.A Fraga ninguno de sus hijos legítimos -ni siquiera Aznar- le ha piropeado de ese modo. Lo halagan, sí, lo llaman fundador como a monseñor Escrivá y le ofrecen sacrificios como a un dios sanguinario, pero prefieren tenerlo lejos. No le entienden, "s hijos no le entienden, por eso han enmudecido a su regreso de Cuba. En cambio, la oveja negra, el pródigo, el que en los tiempos ya lejanos de la juventud se enfrentó a su ministerio (del Interior, por supuesto), lo recibe en su palacio de la Moncloa y confla en él para abordar cuestiones tan delicadas como el futuro de Cuba. Allí, Fraga es reconocido de nuevo por otro pródigo, Fidel, con quien comparte una orgía política en la que sacia sus apetitos más desordenados. Todavía con las sábanas manchadas, calientes, oliendo a pecado, cuando Fraga abandona el dormitorio, Castro le regala una frase: "Usted está más a la izquierda que muchos de izquierda".
Entonces Fraga le devuelve a Felipe aquel piropo. Dice: "La mejor política es la que hacen los hombres de derecha con ideas de izquierda y los hombres de izquierda con ideas de derecha". O sea, lo de González. De ahí que hayan sentado tan mal en el PSOE las últimas intervenciones de Solchaga. Ha utilizado un discurso de derechas y eso sólo es eficaz cuando se piensa aplicar una política de izquierdas. Qué lío.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.