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Músculos bondadosos

Andrés Fernández Rubio

La película Terminator 2 consiguió en las taquillas de Estados Unidos más de 100 millones de dólares (10.600 millones de pesetas) de recaudación en sólo dos semanas, lo que la convirtió en el mayor éxito del pasado verano. Las versiones sobre lo que ha costado el filme varían entre 8.480 y 13.250 millones de pesetas. El argumento presenta a dos replicantes, bueno el que interpreta Schwarzenegger y malvado el otro, en lucha a causa del destino de un niño, que simboliza el destino de la humanidad. En Terminator 1, el musculoso actor era el malo.El director, James Cameron, ha utilizado en la segunda entrega imágenes creadas por ordenador para mostrar las espectaculares mutaciones del replicante malvado. Técnicas que marcarán el futuro de la creación cinematográfica, según se han apresurado a decir los cinéfilos cibernéticos.

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Schwarzenegger vuelve en Terminator 2 a trabajar con James Cameron, responsable también de Terminator 1. El actor interpreta a un robot y sus registros dramáticos son más bien limitados.

Los críticos del intérprete se han mostrado escépticos sobre sus condiciones interpretativas, diciendo que hablan mejor sus músculos: sorprende que con esas limitaciones se haya convertido en el actor que más cobra y también que se haya introducido en el círculo demócrata de los Kennedy, invitando a su boda con la sobrina de John Kennedy, María Shriver, a Kurt Waldheim, el Papa y Ronald Reagan, trío que no acudió.

En la biografía no autorizada Arnold, de Wendy Leigh, se dice que su padre, Gustav Schwarzenegger, fue miembro del partido nazi desde 1938. Nacido cerca de Graz, Arnold Schwarzenegger comenzó a soñar pronto con Estados Unidos. El testimonio de lo conseguido podría resumirse en la fotografía distribuida recientemente por una agencia, donde aparece comiendo con el presidente de ese país, George Bush. Nacionalizado estadounidense en 1983, el actor recuerda sus sueños de adolescente: "Eran grandes sueños; yo era muy inquieto, insatisfecho de vivir en un pequeño pueblo de Austria haciendo cosas corrientes. Mis sueños eran ir a América, vencer en los deportes de competición o en el espectáculo y causar gran impacto en el mundo. Pero no me imaginaba que podría lograrlo".

Schwarzenegger, habiéndose entrenado como director en dos títulos para televisión, se plantea ahora saltar al plató cinematográfico dirigiendo un proyecto.

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