_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

'Puzzle' oriental

La revolución que sacude al imperio soviético es el centro de las noticias desde el 19 de agosto, eclipsando de esta forma varios sucesos menos considerables, aunque también importantes, relacionados con la crisis en Oriente Próximo: el escándalo del BCCI, las negociaciones sobre la liberación de los rehenes occidentales en Líbano y de los prisioneros árabes en manos de Israel, el asesinato de Chapour Bajtiar y, sobre todo, la convocatoria de una conferencia de paz prevista, por Bush y Gorbachov, para octubre. ¿Existe un hilo de Ariadna entre estos sucesos?Sí y no. No, si se busca una relación directa entre, por ejemplo, el BCCI y, el asesinato del último primer ministro del sha. Sí, si se considera que se trata de piezas de un puzzle complicado y que Estados Unidos quiere establecer un nuevo orden en Oriente Próximo, cuando acaba de conmemorar el primer aniversario de la crisis del Golfo, iniciada el 2 de agosto de 1990.

Hace un año, un poco después de la invasión de Kuwait por Irak, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, advirtió a la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso que Estados Unidos se vería obligado a asegurar una presencia militar permanente en la zona. La decisión acaba de tomarse, aunque haya sido anunciada de una manera muy discreta: en un futuro próximo, 40.000 hombres serán estacionados en Kuwait y Arabia Saudí, así como en varios emiratos y varias bases aéreas se establecerán allí de forma permanente.

Esta decisión ha conmovido a los dirigentes iraníes, al igual que a la opinión pública de varios países musulmanes. Además, es la primera vez en su historia que Arabia Saudí y Kuwait han sido obligados, a causa de la guerra del Golfo, a enfrentarse con deudas. Ahora bien, éste es el contexto en el que ha estallado bruscamente escándalo del BCCI, cuyo principal accionista (70%) es el jeque Zayed, presidente de los Emiratos Árabes Unidos.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Paralelamente, hemos descubierto, entre otras cosas, que Abou Nidal y grupos terroristas palestinos tenían cuentas en el BBCI, que éste se utilizaba para blanquear dinero procedente de la droga, etcétera; que los servicios secretos americanos y británicos estaban al corriente desde hacía entre tres y cinco años. Extraño. Se despiertan en julio de 1991 como si quisieran dar un aviso o una buena lección a los emires y a otros dirigentes y pueblos de la zona.

Entre ellos, Pakistán. Es cierto, el fundador del BCCI, Hassan Ahedi, era paquistaní. Era, asimismo, un amigo del ex presidente, el general Zia ul Haq, que en 1979 ordenó la ejecución del primer ministro reformista Ali Zulfikar Bhutto y que instauró un régimen islamista, todo esto con la bendición de Washington. Y, ahora, Ejas ul Haq, hijo del ex dictador y actual ministro de Trabajo, ataca a Estados Unidos y declara al periódico francés Le Monde del 16 de agosto: "El asunto del BCCI forma parte de la campaña americana contra Pakistán". Extraño.

Una frase nos proporciona la clave del enigma, cuando él aclara que Washington quería interrumpir el programa de tecnología nuclear de Islamabad, suprimiendo en octubre de 1990 su ayuda financiera. Ejas ul Haq añade: "Una bomba para Israel, África del Sur, India y también algunos países europeos ( ... ) Si los americanos tienen la intención de imponer cualquier cosa a Pakistán, que lo hagan sobre una base regional". Se entiende: que incluyan también India e Israel. Bhutto no había dicho otra cosa, y fue lo que le perdió. Lo mismo vale actualmente para Irak, que quería acceder en secreto a la potencia nuclear.

Hafez el Asad, de Siria, y el presidente iraní, Alí Mbar Rafsanyani, han captado bien y descodificado todas estas señales. Saben también que no pueden seguir utilizando la URSS como durante la guerra fría y que necesitan a Occidente para asegurar su desarrollo económico y tecnológico. Por fin se dan cuenta de que Estados Unidos puede ejercer presión sobre Israel, pero que no dejará de apoyar a este país. Los rehenes capturados por shiíes libaneses aliados de Irán y detenidos en Líbano bajo control sin lo se han convertido, pues, en un obstáculo. Entonces, más vale intercambiarlos, para estar a bien, y antes de que se celebre la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo. La operación, que empezó a principios de agosto, se está desarrollando en estos momentos.

¿Cuál es el vínculo con Bajtiar? No iría tan lejos como el ex presidente Bani Sadr y los mandiahidine del pueblo de Massoud Radjavi diciendo que su asesinato fue ordenado personalmente por Rafsanyani. De todas formas, conociendo la República Islámica de Irán, su ideología oficial y los hermanos enemigos políticos que se enfrentan allí, resulta difícil imaginarse que, a partir de 1979, hayan sido asesinados en Europa 13 o 14 opositores sin que los servicios del régimen se hayan visto implicados de alguna forma. ¡A fin de cuentas, las investigaciones han conducido muchas veces a diplomáticos iraníes que escaparon de la justicia gracias a su inmunidad diplomática!

Entre las víctimas figuran los siguientes nombres: Chahriyar Mustafá Chafik, sobrino del sha, asesinado en Francia (diciembre de 1979), al igual que el general Oveissy, ex gobernador de Tcherán (febrero de 1984); Abdel Rahman Ghassembou, jefe carismático de los kurdos en Irán, asesinado en Viena (julio de 1989), y Kasom Rayavi, hermano de Massoud, asesinado en Suiza (abril de 1990). Para Teherán, se trata teóricamente de ejecuciones, ya que fueron condenados a muerte por tribunales revolucionarios o por una fatwa (una advertencia jurídica y religiosa) de Jomeini. Al tolerar las acciones de algunos servicios o de fanáticos del ala radical, el Gobierno proporciona pruebas a los que le reprochan de jugar con Occidente.

Tampoco hay que olvidar que Alí Jamenei, sucesor de Jomeini y encargado de la función de guía, ha condenado en varias ocasiones la concepción norteamericana de la Conferencia de Paz, así como las condiciones establecidas por los dirigentes israelíes acerca de la representación palestina. Gracias a su neutralidad en la guerra del Golfo, es cierto que Irán ha salvaguardado sus propios intereses, pero al mismo tiempo le ha prestado un servicio a la coalición antiraquí.

Actualmente, los dirigentes de Teherán opinan que han sido recompensados insuficientemente y, sobre todo, que apenas les han consultado; ni siquiera les han implicado en el proyecto para resolver el conflicto árabe-Israelí. Ahora bien, la revolución de 1978-1979 fue también una lucha a favor del derecho de los palestinos a tener una patria y obtener una condena de las relaciones entre el sha e Israel.

Que Yasir Arafat haya cometido el error de apoyar a Sadam Husein y de felicitar a los golpistas de Moscú no debería hacernos olvidar las desgracias y los derechos del pueblo palestino. Al contrario, la relativa flexibilidad del Gobierno israelí no debería llevarnos a ignorar la ideología de VIadímir Jabotinski, fundador del Movimiento Revisionista Sionista, precursor del Likoud, el partido de Beguin, Shamir y Sharon.

En 1923 escribió, entre otras cosas: "No podemos ofrecer ninguna compensación por Palestina, ni a los palestinos ni a los árabes. Por consiguiente, un acuerdo voluntario es inconcebible. Cualquier colonización, incluso la más pequeña, debe proseguir sin tener en cuenta la voluntad de la población indígena. Y, por tanto, esta colonización sólo puede proseguir y desarrollarse fuera del alcance de las protestas, lo cual quiere decir un muro de acero que la población local no podrá nunca derrumbar. Así es nuestra política árabe; formularla de cualquier otra forma sólo sería un acto hipócrita". La continuación de la política de establecerse en territorios ocupados sigue la lógica de este texto. Es una pieza más del puzzle oriental.

Paul Balta es director del Centro de Estudios Contemporáneos de Oriente de la Universidad de la Sorbona de París.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_