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Solchaga plantea la posibilidad de que sólo ocho países de la CE creen la unión monetaria

El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, expuso el pasado lunes en el Consejo de Ministros de Finanzas de la CE una nueva propuesta que permite que la unión económica y monetaria (UEM) quede formada, en principio, por ocho países. La propuesta da de plazo hasta finales de 1998 para que la UEM se decida por unanimidad, pero de no conseguirse, la unión se crearía por mayoría de al menos ocho de los 12 Estados miembros. El Ministerio de Economía ha negado, sin embargo, que esta propuesta, que implica que haya países que formen parte de la unión y otros no, signifique la aceptación de la Europa a dos velocidades.

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El ministro Carlos Solchaga, como respuesta a la propuesta de la presidencia holandesa que supone prácticamente que sólo los seis países más estables formen parte de la UEM desde 1997, planteó en el Consejo la posibilidad de que los Doce tengan de plazo hasta 1999 para decidir por unanimidad formar la Europa unida. Si llegada esa fecha, no se ha conseguido, "y para impedir que el derecho de veto de algún Estado impida la UEM", según el ministerio, ese año la unión monetaria podría decidirse por mayoría, es decir, ocho países podrían crearla, aunque "las puertas estarían abiertas para todos".En definitiva, España pretende prolongar dos años sobre el plazo defendido por alemanes y holandeses la segunda etapa de transición hacia la UEM, que empieza en enero de 1994. Pero niega que sea para ganar tiempo y realizar los ajustes económicos necesarios. Mantiene que, incluso en 1997, España estaría en los países del pelotón que iría en cabeza. Según el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez, se trataría de dar tiempo a los países con desequilibrios mayores [Grecia o Portugal] o a los que mantienen salvedades [Gran Bretaña] a adaptar sus economías o evaluar sus políticas, para dar la oportunidad de que la unión económica y monetaria sea un proyecto global. "Pero también se quiere evitar", dice Pérez, "que el veto de algún país quiebre la posibilidad de la UEM".

La propuesta española admite, por primera vez, que no todos los países de la Comunidad Europea formen parte de la unión monetaria. Al tratar la propuesta holandesa -que Solchaga calificó como "razonable y constructiva"- el ministro se refirió repetidas veces a "los países provisionalmente excluidos" o "rezagados de la etapa final. Pero Economía niega que eso suponga una aceptación de la Europa a dos velocidades, si por ello se entiende que los países de economía fuerte imponen plazos y condiciones a los débiles y deciden cuando estos últimos pueden pasar a formar parte de la unión monetaria.

Incluso siendo sólo ocho los que decidieran formar la UEM en 1999, "la fórmula admite todo tipo de combinaciones para que las puertas queden abiertas a todos", dice el secretario de Estado de Economía. Es decir, se podrían instrumentar periodos transitorios para las economías que los necesitaran y hubieran expresado su intención de estar en la UEM. Por otra parte, los Doce -incluso los Estados que no formaran parte de la UEM- participarían en los nuevos organos monetarios (el banco único central).

La imposición

"El problema de las dos velocidades", dicen en Economía, "es si es impuesta o no, si hay dos Europas porque unos [los fuertes] así lo quieren o porque voluntariamente se decida no participar". Economía mantiene que, por otra parte, las condiciones de entrada se acordarían por unanimidad dentro de la reforma del Tratado de Roma, lo que impediría que los fuertes impusieran los requisitos a los débiles.

En cualquier caso, el ministro aludió el lunes claramente a las dos velocidades. Solchaga afirmó ante los periodistas que "España estará en el grupo de cabeza de la unión monetaria". Aseguró tambien que, "si no se cometen errores de política económica, seremos un país de primera velocidad". Por su parte, el director general del Tesoro, Manuel Conthe, declaró: "Hay que contemplar la posibilidad de que si algún Estado en una fecha determinada no cumple las condiciones se puede quedar marginado".

Este cambio de postura esconde una contradicción con la solidaridad que el Gobierno reclama a la CE para la transferencia de fondos de los países ricos a los pobres de la CE, entre ellos España. La propuesta española de un fondo decompensación interterritorial beneficiaría también a Portugal y Grecia, países destinados a integrar el pelotón de los retrasados en la unión monetaria. Si España suscribe la tesis holandesa y alemana de las dos velocidades, el "frente Sur" de la CE corre el peligro de quedar hecho pedazos. Italia, país con fuertes desequilibrios econónomicos, considera "aberrante" la propuesta holandesa, mientras Francia, la Comisión y el Parlamento Europeo la califican de "inaceptable".

El ministro Carlos Solchaga hizo especial hincapié en fijar los requisitos para el paso definitivo a la tercera fase. Se habla ya de un tope máximo del 3% en el déficit de las administraciones públicas y de una inflación que no podrá ser superior en más del 1,5% respecto al país comunitario con mayor estabilidad de precios. Los tipos de interés a largo plazo no podrán diferir en más de un 1%.

Por otra parte, los miembros del comité de bancos centrales de la CE eligieron ayer al director del banco central danés, Erik Hoffmeyer, presidente de esa institución.

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