Sátira del hogar burgués

"Ésto es así, esto es lo que está pasando!", decían las señoras burguesas: es la gran frase del éxito de este tipo de teatro donde, claro, nada es enteramente verdad sino caricatura. Más acá de la comedia: el sainete, la farsa de costumbres. No hay ninguna piedra que tirar contra este género -contra ninguno, claro- si está bien hecho: esta obra lo está. Alonso Millán se incluye entre los autores que nos exigimos muy poco. Es siempre modesto. Lo literario puede estar muchas veces en un lenguaje muy cómico. Siempre pienso no sólo en Arniches, sino en Muñoz Seca y en sus corripañeros de astracán: tenían vocabulario, jugaban con él; y el calambur tampoco es despreciable.Lo que las señoras reconocen como suyo es el personaje y la situación: el servicio doméstico. Viene de antiguo, y J.J.A.M. lo recuerda colocando el chotis de la pobre chica. Tiene quizá ahora unas características: una revalorización de ese trabajo que fue de subsistencia, un concepto de la mujer y algunas fantasías liberadoras que se introducen en otro tipo de defensa de la trabajadora. Y, a fin de cuentas, el mercado de la oferta y la demanda, y el intento de recuperar el trabajo esclavista por las caboverdianas, magrebíes, asiáticas o matrimonios polacos.

Fuente de risa ,

Naturalmente, el punto de vista es conservador y muy burgués: el del abuso. Yo que soy burgués, pero sin duda hipócrita, o en metido en una de esas divertidas situaciones de la izquierda cómica que no sabe cómo tratar a susémpleados del hogar, entre cómo pensamos y lo que necesitamos -un tema que podría plantear Alonso Millán: una fuente de risa- todavía me inclino por defender a las que quedan denunciadas, aunque viva en una contradicción teórica.Esto importa algo, porque es el fondo de la obra, el tema de identificación con el público que va al teatro. El matrimonio jóven -aunque María José Cantudo y Pepe Ruiz den algo más de madurez- con el piso pequeñito que fuerza a la convivencia, y el niño que va a nacer y efectivamente nace y necesita vigilancia mientras padre y madre trabajan, es una situación habitual.

La caricatura viene de los personajes que desfilan por la casa: y J.J.A.M. deposita sus chistes, sus notas satíricas, en unas damas de la antigua escena que conservan una comicidad superior: Margarita García Ortega en dos papeles, Marisa Porcel también en dos, Lill Muratl y Gracita Morales: el público ríe sin reservas con ellas.

Es una fórmula que el autor ha empleado otras veces, y le funciona bien: también, espero, le va a funcionar bien o muy bien esta vez. No ha hecho un trabajo fácil.