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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El 'sex appeal' de la adrenalina

A sus treinta y pocos años, y con apenas cuatro largometrajes en su haber -el primero de ellos, The loveless, inédito en nuestro país-, Kathryn Bigelow ha demostrado ser una de las realizadoras más dignas de tener en cuenta en el panorama actual del cine comercial norteamericano. Sus películas no son obras maestras (tampoco lo pretenden), pero revelan talento, vigor, imaginación, dominio del lenguaje cinematográfico y, sobre todo, una evidente voluntad de encarar los géneros tradicionales desde una perspectiva si no novedosa, al menos poco trillada y personal.Una de las características más atractivas del cine de Bigelow es la manipulación, inteligente y sin trampas, de los hábitos adquiridos del espectador. Su estrategia consiste en captar el interés del público desde las prirneras imágenes -véase la excelente secuencia inicial de Le llaman Bodhi- y situarle en un terreno genérico perfectamente reconocible, para casi inmediatamente después vapulear sus reflejos condicionados, subvertir sus expectativas o trastocar sus mecanismos de identificación mediante un súbito cambio de coordenadas o incluso de género.

Le llaman Bodhi (Point break)

Directora: Kathryn Bigelow. Guión: Peter lliff, basado en un argumento original de Rick King y W. Peter lliff. Fotografía: Don Peterman. Diseño de producción: Peter Jamison. Música: Mark Isham. Montaje: Howard Smith. Producción: Tapestry Films, para Largo Entertainment y Twentieth Century Fox. EE UU, 1991. Intérpretes: Patrick Swavzc, Kcanu Reeves, Gary Busey, Lori Petty, James Le Gros, John Philbin. Salas de estreno en Madrid: Almandra (versión original), Roxy A. Palacio de la Prensa Velázquez, Cristal, Multicines Ideal, Vaguada, Parcuesur, Multicines Villalba, Multicines Pozuelo, Alcalá Multicines, Las Rozas, Multicines Iviasa, Colombia Multicines. Multicines Coslada.

Bigelow experimenta con las combinaciones genéricas de una forma bastante más arriesgada y original que la mayoría de sus colegas, incluido su marido James Cameron (que en esta ocasión interviene como productor ejecutivo). Su segundo largometraje, Los viajeros de la noche, era una revisitación del vampirismo, protagonizada por delincuentes juveniles.

Le llaman Bodhi es un filme cuya acción se desarrolla entre los surfistas de la costa californiana. Tan insólita mezcla no chirría ni resulta artificiosa, gracias a un guión en el que todas las piezas están sólidamente trabadas.

No hace mucho, Bigelow confesaba a un entrevistador su particular obsesión por desentrañar "las cualidades seductoras de la violencia". Esta idea, ya desarrollada con habilidad en Acero azul, reaparece en Le llaman Bodhi bajo una óptica más general -la adicción a la adrenalina y al peligro- , pero de nuevo es utilizada para crear un sugerente y compleo juego de espejos entre el perseguidor y su presa: a uno y otro lado de la ley ambos son drogadictos del riesgo, y su pasión desmedida por las emociones fuertes les lleva a embarcarse en la espiral suicida del "más peligroso todavía".

Transgredir el género

La ironia va más lejos: lo que comienza bajo todos los auspicios de una buddy movie protagonizada por dos policias de Los Ángeles, uno novato y otro veterano, que siguen la pista de una banda de ladrones de bancos, acaba convirtiéndose en su antítesis: una buddy movie entre enemigos. Una vez más, Bigelow se somete a las reglas de un género, o subgénero, con la única intención de transgredirlas.A la directora californiana le intriga, el sex appeal de la violencia, pero no se deja llevar por sus encantos y se cuida muy mucho de explotarlos. Como los atracadores del filme, cuya marca de fábrica es no haber disparado un tiro en ininguno de sus numerosos la cineasta prefiere una atmósfera de tensión, el suspense y la amenaza. Cuando la carnicería es inevitable, Bigelow imprime a las secuencias de acción (magníficamente rodadas) un momaje vertiginoso, seco y conciso.

Habrá que estar atentos a la evolución de Kathryn Bigelow. Su anunciado proyecto sobre Juana de Arco puede depararnos más de una sorpresa.

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