Las dos cafeteras de caramelo
Como las dos cafeteras del caramelo más clásico del lugar, vasquistas y navarristas comparten este próspero territorio que va de los Pirineos al Ebro. San Fermín y Osasuna están a salvo de la polémica, mucho más vívida que la de cualquier autovía. "Nuestro mayor éxito, además de estar en Primera División, es haber sido capaces de unir a los navarros", apunta el presidente del club de fútbol, Fermín Ezcurra."Aquí hay muchas razas. No hay una estructura clara de cómo es Navarra, pero eso la hace más rica", afirma el ciclista Miguel Induráin. Desde una de las sacristías más tradicionales del territorio foral se comparte la visión del ganador del Tour. "La sociedad va estando más tranquila", añade el prior.
Aproximadamente un tercio de la población es euskaldun. "La vida política aquí es un poco caótica. Fíjese que de la Navarra alta a Tudela el paisaje y las gentes cambian cada 25 kilómetros", explica el' antropólogo Julio Caro Baroja en su caserío de Itzea.
Sin embargo, las fuertes tensiones de años atrás entre partidarios de la unión con el País Vasco o euskaldunización y los navarristas parecen haber perdido crispación. En cambio, no faltan casos preocupantes en esta comunidad de medio millón de habitantes y con alto sentido de participación en las cosas públicas.
Patxi, con comercio en el casco viejo de Pamplona y españolista hasta la médula, asegura que su familia se ha ido al garete por culpa de la política, especialmente por una cuñada abertzale. En cambio, Joseba Lekuona y Miriam Zaragüeta, miembros de un grupo de dantzaris, se sienten perseguidos por considerarse euskaldunes. "No respetan nuestra opinión. Para nosotros, la ikurriña es nuestra bandera porque une a todos los vascos". Se sienten euskaldunes y navarros, "Igual que un sevillano puede sentirse sevillano y andaluz".
María, empleada en la Administración, cree que, aunque persisten con fuerza los dos bandos, el ambiente se ha. distendido. "Hay más tolerancia entre los dos sectores de la sociedad navarra. Se va perdiendo el miedo a hablar", afirma.
Desde la ribera del Ebro, el alcalde de Tudela, el socialista José Pérez Sola, ve las cosas con optimismo. Le parece bien que la enseñanza del euskera -pactada por el PSOE con EA en caso de alcanzar gobiernose extienda a su zona, siempre que las clases sean voluntarias.
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