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HUELVA

La verdad de Ortega Cano

Ortega Cano estuvo toda la tarde buscando el triunfo con arreglo a los cánones de la tauromaquia. Citaba en la rectitud del toro, adelantaba la muleta, embarcaba en la panza, cargaba la suerte... Después, unas veces los muletazos salían templados y otras le enganchaban la flámula. Unas veces el remate era pulcro -las más-, y otras sin limpieza. Obviamente dependía de las características del toro. Su primero, encastado pero áspero, derrotaba y deslucía el quehacer del diestro. El cuarto, bravo y noble pero escaso de fuerzas, apenas transmitía emoción. Toda la emoción la puso el de Cartagena con un toreo preñado de clasicismo, que no coronó con la espada.Litri se enfrentó a un manso, al que los pocos pases que le dio fueron con el pico de la muleta. Enseguida el toro se rajó. Al quinto, fuertemente protestado por falta de trapío, le hizo una faena sobre ambas manos muy decorosa, consiguiendo acallar las protestas por la insignificancia del torete.

Domecq / Ortega, Litri, Aparicio

Toros del Marqués de Domecq, bien presentados, de juego desigual; 5º, sobrero, de Jandilla, anovillado, bravo.Ortega Cano: ovación; aviso y petición y dos vueltas. Litri: silencio; ovación. Julio Aparicio: vuelta; palmas. Plaza de la Merced, 31 de julio. Primera corrida de las Fiestas Colombinas. Dos tercios de entrada.

Aparicio anduvo más garboso que profundo en su primero, con algunos muletazos de buen gusto. En el sexto toreó con escaso ajuste.

Por encima del desigual resultado, brilló en la tarde onubense el afán de Ortega Cano de buscar la verdad del toreo.

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