El plan Baker acepta el principio de paz por territorios en Oriente Próximo, según Siria
El Gobierno sirio, aún a riesgo de causar incomodidad en Washington, ha comenzado a divulgar los puntos más novedosos del plan Baker, que el presidente Hafed el Asad, sorpresivamente, aceptó hace ahora 12 días, como para disipar toda posible sospecha de que Siria pudo hacer concesiones secretas. El ministro de Exteriores, Faruk al Shara aprovechó la conferencia de prensa conjunta con su homólogo belga, Mark Eyskens, para resumir lo más prometedor de la iniciativa norteamericana: "Es la primera vez que Estados Unidos habla de una solución de conjunto -altos del Golán, Gaza y Cisjordania- sobre la base de las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 y 338, sobre el principio de paz por territorios. Antes buscaba soluciones unilaterales y las rechazamos", dijo.
La estrategia del Gobierno sirio frente al tira y afloja diplomático entre Washington e Israel es la de quien espera serenamente la hora de la verdad, por más amarga que fuere. Para Hafez el Asad, ya se ha dicho todo lo que debía decirse para tratar de acomodar a árabes e israelíes alrededor de la mesa de paz. Ahora, dicen los sirios, Estados Unidos debe convencer a Israel, y si fracasan en el intento se esfuman las esperanzas árabes, pero a los ojos de todo el mundo el responsable será Israel.La postura de Siria ha sido siempre la misma, pero Damasco está claramente empeñado en recordársela a todo el mundo. Según Siria, el plan contempla específicamente la devolución de todos los territorios capturados por Israel desde la creación del Estado judío, algo que el secretario de Estado, James Baker, prudentemente ha evitado mencionar con semejante claridad durante las cinco giras que ha realizado por Oriente Próximo desde el fin de la guerra del Golfo.
Todos los frentes
Shara respondió afirmativamente dos veces cuando los periodistas le preguntaron si la carta enviada por el presidente George Bush a Asad incluía una referencia específica a la retirada de Israel de todos los frentes: las alturas del Golán, CisJordania y la franja de Gaza. "Sí, sí, y también el rechazo estadounidense a la anexión de una pulgada del Golán", dijo. "En su carta, Bush dio un rayo de esperanza a la posibilidad de llegar a una solución justa y de conjunto".
A su vez, el primer ministro israelí, Isaac Shamir, declaró ayer que el Estado judío desea entablar "ahora" negociaciones, a pesar de que siguen existiendo numerosos obstáculos para que el diálogo llegue a buen fin. "Nadie sabe cuáles serán los resultados de las negociaciones, puede que haya crisis o interrupciones. Será un proceso complicado que depende de numerosos elementos, pero debemos comenzar las negociaciones y deseamos que sea ahora", afirmó Shamir después de entrevistarse con una delegación canadiense.
En días anteriores, Shamir se había mostrado más duro -amenazó con excluir a los interlocutores palestinos de un eventual diálogo de paz si se insistía en la representación de los palestinos de Jerusalén Este-, aunque siempre consideró "positiva" la decisión siria de aceptar el plan norteamericano, que incluye negociaciones directas con Israel. "Ha habido un cambio en la postura de presidente sirio Hafez el Asad, y de momento da igual por.qué, pero lo cierto el que se ha abierto una posibilidad de paz con los países árabes y con los palestinos de CisJordania y Gaza", indicó Shamir.
"El resultado de los viajes de Baker y las exhortaciones de Bush las vamos a ver en la actitud israelí", declaró un asesor de Asad en una conversación privada en Damasco esta semana. "Creemos", añadió, "que Israel no puede nadar contra la corriente internacional. Esta vez quedaría absolutamente aislado porque el que menos quiere ver que un fracaso diplomático empañe el nuevo orden que emerge tras la guerra del Golfo es George Bush".
Sin embargo, en el Gobierno israelí las presiones a favor y en contra del proceso que se abre ahora son tremendas. El punto más caliente sigue siendo Jerusalén Este, la media ciudad que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado y cuyos habitantes exigen estar representados en las negociaciones.
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