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"Los gringos nos tratan como si fuésemos 'contras"

Los sentimientos antinorteamericanos están aflorando en Bolivia. Bastó un incidente poco claro durante una amplia operación contra narcotraficantes en Santa Ana, en la región de El Beni, para desencadenar una ola de antiamericanismo. En el curso de la operación conjunta de policías antinarcóticos bolivianos y agentes del Departamento Estadounidense Antinarcóticos (DEA) resultó maltratado un teniente de la Armada de Bolivia. Se acusó a agentes de la DEA de este hecho y varios diputados exigieron la expulsión de Bolivia del o los responsables.

Según la versión de la Embajada estadounidense, ningún agente de la DEA tocó al teniente, que se encontraba embriagado y fue capturado por policías bolivianos cuando los increpaba a la salida de un prostíbulo.

El incidente indignó también a muchos militares bolivianos. Un alto mando militar resumió días atrás el sentimiento de muchos de sus compañeros de armas ante la actitud de los representantes de Estados Unidos con la categórica frase: "Estos gringos nos tratan como si fuésemos los contras nicaragüenses".

El incidente con la DEA, haya intervenido o no, refleja una situación que puede convertirse en caldo de cultivo de un desarrollo peligroso en el futuro. Varios analistas coinciden en pintar un escenario de posibles enfrentamientos entre campesinos cocaleros, en defensa de sus cultivos, contra militares bolivianos y agentes de la DEA.

El economista Carlos Toranzo advierte sobre el peligro de la militarización de la lucha contra la droga. Se encuentran hoy día en fase de preparación para la lucha contra el narcotráfico dos regimientos del Ejército boliviano, unos 800 hombres.

Toranzo está convencido de que esta militarización generará más violencia, y aventura el pronóstico de que los campesinos llegarán a defender a los narcos y se enfrentarán contra los militares. Concluye Toranzo que actualmente en Bolivia "es más dura la lucha contra los campesinos que contra los narcos".

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Riesgo de corrupción

A esto hay que añadir el riesgo de corrupción que lleva aparejada de forma casi inevitable la lucha contra el narcotráfico, que podría contaminar también a los soldados encargados de ello en el futuro.

El informe de Müller escribe que "los productores de la hoja de coca están bien organizados y, por tanto, cuentan con capacidad para crear un clima de tensión que no solamente pondría en grave riesgo el clima de inversión, sino también la supervivencia de la democracia, si es que se lanza un ataque frontal contra sus fuentes de trabajo".

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