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Laín destaca la "íntegra verdad de Ménendez Pelayo" al recibir el premio que lleva su nombre

Fernando Morán hizo la presentación del científico, escritor y académico

Pedro Laín Entralgo (Teruel, 1908), profesor, investigador y académico, recibió ayer en la UIMP el Premio Menéndez: Pelayo. Por primera vez desde que hace cinco años el escritor cántabro residente en México Eulalio Ferrer decidiera patrocinar el galardón, su entrega siempre había coincidido con la solemne inauguración de los cursos en la Magdalena. El rector Ernest Lluch explicó ayer que la personalidad del laureado y el prestigio universal que la distinción ha alcanzado justificaban la dedicación de la jornada estrictamente a esta ceremonia. Laín señaló en su discurso cómo "el recuerdo de la íntegra verdad de la persona de Menéndez Pelayo podría ser el mejor modo de expresar hoy mí gratitud".

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Relevantes personalidades de la cultura y de la sociedad cántabra (con ausencia de toda representación del Gobierno autónomo) llenaron a mediodía de ayer el paraninfo de la Magdalena, y todas, junto a numerosos invitados, se pusieron solemnemente en pie cuando Lluch procedió a entregar el premio (dotado con cinco millones de pesetas) y la medalla de honor de la Universidad al ilustre científico. Antes que Pedro Laín, en años precedentes, lo habían recibido Octavio Paz, Emilio García Gómez, Julio Caro Baroja y Martín de Riquer.El jurado -presidido por Ernest Lluch y formado por Santiago Roldán, Raúl Morodo, Francisco Ynduráin, Rafael Lapesa, Inocencio Arias, Jesús de Polanco, Eulalio Ferrer, José Sarukhan, Martín de Riquer y Roberto Mesa- había justificado, el 13 de junio pasado, la concesión del Menéndez Pelayo a Laín Entralgo por "los méritos que concurren en su extensa producción científica y literaria, en la que destacan sus estudios acerca de la historia de la ciencia, que lo sitúan en la línea de una de las grandes preocupaciones de Menédez Pelayo; obra literaria profunda y valiosa, que le destaca como una de las más eximias figuras de las letras españolas".

La laudatio fue leída por el eurodiputado y ex ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán, quien momentos antes había asegurado hallarse en Santander "para admirar y no juzgar a Laín". Trazó su semblanza desde su multidisciplinaria dedicación a la ciencia y la cultura. "Laín", precisó, "es hombre social en un doble y profundo sentido. En cuanto a hombre de instituciones, es un hombre institucional, y en un sentido historicista; hombre que cree en las instituciones como forma reglada del poder social, no podía adaptarse al poder crudo" y personal o de partido. Como Tovar y Ridruejo se plantea la institucionalización del poder, lo que les llevará al tema de la limitación del poder".

Laín Entralgo, en un discurso de 12 folios, hizo una erudita revisión de Menéndez Pelayo, puntualizando que en el seno de una Universidad que lleva su nombre deseaba un leal acercamiento a la verdad de su persona. A lo que verdaderamente fue el polígrafo como sabio y español dedicó su brillante disertación.

"Murió don Marcelino", recordó entre otras cosas, "el año 1912, apenas cumplidos los 56 años. No sé yo si sus ojos pudieron o no recorrer las páginas de El sentimiento trágico de la vida, de Unamuno, aparecido ese mismo año. Sí sé que había leído con avidez todos los libros españoles durante los 30 años anteriores a 1912. Admitamos, pues, el feliz cumplimiento de esa hipotética posibilidad y preguntémonos: la obra intelectual de la generación que hoy llamamos del 14 y de los componentes más estrictamente intelectuales de la del 27, ¿habría obligado a don Marcelino a cumplir más el área de la cultura española por él deseada? Me atrevo a pensar que sí".

"El recuerdo de la íntegra verdad de su persona", terminó Laín su discurso, "podría ser el mejor modo de expresar hoy mi gratitud a la institución y al mecenas que han hecho posible este acto".

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