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Colombia cambia de piel

El aire colombiano se llenó de optimismo con la nueva Constitución, y sin el peso del estado de sitio que limitó por años los derechos ciudadanos. Y de este optimismo habla desde un habitante de los barrios marginales de Bogotá -que dijo a EL PAÍS: "La Constitución tiene cosas buenas para el pueblo"- hasta el ministro de Gobierno, Humberto de la Calle Lombana, quien confesó a este periódico: "Colombia está cambiando de piel".Aunque el texto de la nueva Carta Magna es extenso y complicado, lo que según los analistas hará dificil el oficio de gobernar, la gente del pueblo ha tratado de entenderlo siguiendo la minuciosa cobertura que hicieron los medios de comunicación de las deliberaciones de la Asamblea Nacional Constituyente. "A mí me gustaba saber lo que allí se hablaba. Todas las noches lo comentábamos con las vecinas. Hay cosas que no entiendo pero por ejemplo me parece muy importante que de ahora en adelante a los niños menores de un año sea obligatorio prestarles atención médica. También me gusta mucho lo del divorcio", confesó a EL PAÍS María Gómez, una joven que trabaja sirviendo café en una empresa estatal.

El jueves en la noche, las calles de Bogotá quedaron vacías desde muy temprano. Parecía una noche de transmisión de un importante partido de fútbol. Los colombianos se recluyeron temprano en sus casas para ver la transmisión en directo de la proclamación de la nueva Carta Magna.

"Lo más importante de la nueva Constitución para el colombiano del común, es algo

abstracto, pero que tiene grandes repercusiones en la vida de este país: es el cambio político. La política tendrá nuevos protagonistas", dijo Antonio Navarro Wolf, uno de los tres presidentes que tuvo la Constituyente.

La sensación de que el país está cambiando ya se hizo palpable en un hecho concreto: el levantamiento del estado de sitio, decretado horas antes de entrar en vigencia la nueva Constitución. Y no es sólo el hecho de haber quedado sin base este estado de excepción que, como lo dijo el presidente Gaviria, "fue puente de desprestigio de nuestra democracia". Lo importante es que la nueva Carta Magna impide que vuelva a suceder lo que ya era normal en Colombia: años y años bajo el estado de sitio.

Estado de excepción

"Vivimos la generación del estado de excepción y entregamos a las nuevas generaciones un estado de sitio reglamentado", dijo a EL PAÍS arío Mejías, un ex comandante guerrillero que pasó, sin ningún tiempo de transición, de combatir al establecimiento con las armas a -como él mismo dice- combatir con las ideas como constituyente.Otro resultado que ya es tangible es la desmovilización del aparato militar del narcotráfico. La Constitución puso fin a la extradición y los extraditables pusieron fin a la guerra contra todo aquel que apoyara este castigo. "Yo sí creo que la Constitución es una esperanza de paz", comentó un universitario.

"No habrá más bombas, y ver al ex comandante guerrillero Marcos Chalita fundido en un abrazo con Álvaro Gómez, el más conservador de los colombianos, me dice que Colombia está empezando a cambiar".

Tal vez esta sensación de que la apertura democrática está empezando a ser una realidad y que la Constituyente sí sentó las bases para la paz, es un sentir muy generalizado. "La apertura política es grande. Sólo falta que exista la voluntad política para que no continúen los crímenes, porque de nada sirve que se abran las compuertas y se siga asesinando a la oposición", comentó a EL PAÍS Aida Avello, dirigente sindical de la Unión Patriótica y tal vez la más radical de los 74 constituyentes.

De la paz hablan hasta los niños. Sara, de sólo siete años, hija del ex guerrillero Darío Mejías, dice con espontaneidad: "Me gusta la Constitución porque nace un nuevo país". Y para esta equeña este nuevo país es un país sin guerra y sin muertos.

En esta hora de balances hay un sector que se encuentra aterrado porque la nueva Carta Magna consagró la expropiación por vía administrativa. Hemando Santos, director del diario El Tiempo, asegura que esta medida va a espantar la inversión extranjera.

Criterios conservadores

Horacio Serpa, el presidente liberal de la Asamblea Nacional Constituyente, piensa diferente: "La medida no va a alejar a los inversionistas. Lo que pasa es que en este país muchos piensan que la economía debe manejarse con un criterio conservador y de soslayo a favor de los poderosos".

Y hay también escépticos,

aquellos que no creen en el cambio. "Ésta es una falsa ilusión, un engaño. Hay cosas muy bonitas escritas en la nueva Constitución: que los colombianos podemos presentar proyectos de ley al Congreso, que tendremos un defensor del pueblo para que nos libre de los atropellos del Estado, que los territorios olvidados de la selva y el llano tendrán autonomía administrativa, pero como todo en este país quedará un letra muerta", comentó un economista desempleado.

Luego, con algo de rabia, agregó a manera de advertencia: "Verá como esa alegría que parece que contagió a Colombia se va a venir al suelo cuando lleguen los impuestos que ya nos anunciaron para pagar la puesta en marcha de la nueva Constitución. Estos impuestos será lo único concreto para el pueblo".

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